La leyenda conocida como La fuente de Zulema, que relata el drama amoroso vivido entre una bellísima joven mora del mismo nombre y un apuesto caballero cristiano, aún perdura fresca, en la memoria colectiva de los vecinos de Aracena (Huelva).
Cuenta la leyenda que en Aracena, en tiempo de Abderramán I la población vivía en la llamada morería, en el interior de la fortaleza.
La joven Zulema era hija del gerifalte de la fortaleza y se enamoró desesperadamente de un caballero cristiano. Los amantes estaban obligados a verse a escondidas, de forma clandestina, según se cuenta, en una torre de la alcazaba.
Todavía hoy una torre almohade se yergue sobre afiladas rocas. Ese rincón apartado fue testigo del imposible romance, allí el amor de los dos jóvenes atravesaba cada día el infranqueable muro cultural y religioso que los separaba. Hasta que un día ocurrió lo previsible: un soldado los descubrió y contó al padre de Zulema que su hija se escapaba por las noches ayudada de una doncella para verse con un cristiano. El padre montó en cólera y cortó en primer lugar la lengua y sacó los ojos de cuajo al soldado para que no pudiese dar fe de lo que había visto ni oído. Luego esperó a que llegara la noche para acudir a la cita de los enamorados y sorprenderlos, pero cuando llegó, el joven cristiano se despedía de la joven mora para ir la guerra y se alejaba en su caballo.
El padre, enfurecido por lo que consideraba una deshonra, enterró viva a su hija hasta el cuello (solo su cabeza quedó libre) en lo más alto de la fortaleza. La leyenda cuenta que la joven lloró tanto y su dolor era tan profundo que los lamentos se oían en todo el pueblo. Las inagotables lágrimas vertidas por Zulema al perder a su amor siguieron brotando de la tierra una vez muerta la muchacha, originando el manantial que, tras la conquista de Aracena por los cristianos, se convirtió en fuente: La fuente de Zulema.
Esa fuente se ubica en la carretera de Aracena y tiene una formidable panorámica del Castillo.
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