lunes, 5 de julio de 2021

Secretos, historia y algo más de Madrid. La estatua ecuestre de Felipe IV

   

La estatua ecuestre de Felipe IV, situada en el centro de la plaza de Oriente, se atribuye el escultor toscano Pietro de Tacca. Data de 1640 y dicen que utilizó un diseño de Diego Velazquez. Aunque hay otras fuentes que afirman que el artista se inspiró en un cuadro, hoy desaparecido, de Rubens. 

   Fue la primera estatua ecuestre que se hizo en corveta, es decir, con las patas delanteras levantadas. Esta posición ocasionaba grandes dificultades de equilibrio. Por ello, el escultor pidió asesoramiento a Galileo Galilei, quien realizó un complejo estudio de pesos y puntos de apoyo. Estos cálculos derivaron en la utilización de un espesor de bronce variable, muy fino en la cabeza del animal y casi macizo en los cuartos traseros y la cola, que también sirve de apoyo. 

   Contó también con la colaboración del escultor Juan Martínez Montañés, autor del busto del monarca que, al igual que el diseño de Velázquez, se envió de Madrid a Florencia.

  Se trata sin duda de una obra maestra de la escultura ecuestre, por su calidad, innovación y complejidad en su momento.  

   La estatua de Felipe IV responde a una iniciativa del propio monarca, quien quiso contar con una escultura ecuestre similar a la de la Plaza Mayor de Madrid, erigida en honor de su padre, el rey Felipe III, y realizada en bronce por Juan de Bolonia y el mismo Pietro Tacca.

  Felipe IV manifestó su deseo de que la obra que le retratase superara en calidad artística e impacto visual a la de su padre. Capricho que fue convenientemente interpretado por su valido, el conde duque de Olivares, dando la orden expresa de que al monarca se le representara montado sobre un caballo encabritado y andando “en corveta”. 

 Tacca trabajó seis años en la escultura, desde 1634 hasta 1640. Dos años después fue trasladada a Madrid desde los talleres del artista en Florencia, donde la estatua fue fundida en bronce.

  Inicialmente estuvo situada en el Jardín de la Reina, uno de los patios del desaparecido Palacio del Buen Retiro, donde era conocida como el caballo de bronce. Posteriormente, fue trasladada al frontispicio o cornisa del Real Alcázar de Madrid, edificio que sería pasto de las llamas en 1734. 

   Durante el gobierno de Juan José de Austria, la estatua fue apeada de lo alto del Alcázar y nuevamente colocada en su ubicación original, a partir de una orden dada en el año 1677.

  El caballo de bronce permaneció en el Palacio del Buen Retiro hasta 1843, cuando nuevamente fue trasladado, esta vez a su enclave definitivo, en el punto central de la plaza de Oriente, durante las obras de construcción de este recinto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario