lunes, 7 de febrero de 2022

El Jardín del Príncipe de Anglona

  

    Constituye una de las escasas muestras de jardines nobiliarios del siglo XVIII que se conservan en Madrid. 
   Se encuentra situado en la parte baja de la plaza de la Paja, frente a la Capilla del Obispo, y su acceso es una puerta pequeña por la que, aun estando abierta, se duda sobre pasar o no.
   El jardín se vincula al palacio del Príncipe de Anglona, edificio construido hacia 1530 como residencia de Francisco de Vargas, consejero de los Reyes Católicos y de Carlos I. El aspecto actual se corresponde a una reforma efectuada en el año 1802.
    Fue trazado en el siglo XVIII, junto a la casa palaciega. Se debe a un diseño de 1761 realizado por Nicolas Chalmandrier, quien proyectó una pequeña zona de recreo de estilo neoclásico, con toques característicos de los jardines hispano-árabes. 
  En los dos primeros tercios del siglo XX, el recinto quedó en el abandono. En 1978 pasó a manos del Ayuntamiento de Madrid. En el siglo XX, se procedió a la reconstrucción del conjunto ajardinado por parte del arquitecto Eduardo Barceló de Torres en 1987, quedando abierto al público en el año 2002.
   El Jardín se sitúa sobre un terraplén artificial, que salva el fuerte desnivel existente entre la plaza de la Paja y la calle de Segovia. 

 Ocupa una superficie aproximada de 500 m², cuyo perímetro está cercado mediante una tapia de ladrillo.

   Consta de tres áreas bien diferencidas. El cuerpo central, el más importante, está dividido en cuatro cuadrantes, entre los cuales se abren varios caminos, realizados con ladrillos aparejados a sardinel. En la intersección de los mismos, aparece situada una fuente de reducidas dimensiones, labrada en granito. Está formada por una columna y una taza, que presentan relieves en espiral, a modo de columna salomónica.   

  Junto a la parte de la tapia que da la calle de Segovia, se extiende un paseo, arropado por una pérgola, que cuenta con una rosaleda. En una de las esquinas de la parcela, junto a la plaza de la Paja, se alza un cenador de hierro, que conforma la tercera de las áreas distinguidas.

    El jardín combina árboles de grandes dimensiones con pequeños parterres, delimitados por setos de boj y con plantaciones de pradera.



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