2. Etapa. Pontedeume - Betanzos.
Distancia: 19.7 km
Duración: 5 h
Dificultad: ***** 2/5
Paisaje: ***** 3/5
0,0 Pontedeume
6,3 Viadeiro
9,6 Miño
11,3 A Ponte do Porco
13,9 Porto de Abaixo
19,7 Betanzos
Al loro
Etapa corta y agradable que transcurre básicamente por un entorno rural. Si bien no presenta grandes dificultades, no es en absoluto llana, pues el desnivel de subida acumulado resulta de 450 metros, repartidos en varios ascensos.
En las calles de salida de Pontedeume afrontamos una cuesta de las que se recuerdan, son casi 2 km con una pendiente durísima que en algún punto llega al 25 %. Lo mejor será dosificarse, o lo pagaremos más adelante.
A la salida de Miño cruzamos una pasarela elevada sobre la vía del tren; nada más descender de ésta debemos dar media vuelta, girando 180 grados por la derecha. Está señalizado, pero es fácil distraerse y no ver el sentido de la flecha en el mojón.
Miño
La iglesia románica de San Martiño de Tiobre, del siglo XII y situada en una loma, substituyó a otro templo de origen suevo muy anterior; en torno a ella se levantaban las casas de Tiobre, también conocido como Betanzos O Vello, núcleo originario de Betanzos hasta que en el siglo XIII se dieron órdenes de trasladar toda la población al lugar que ahora ocupa, en el estuario junto a la ría.
Betanzos
La ciudad, que fue una de las siete capitales del antiguo Reino de Galicia, cuenta con un espléndido casco medieval en el que destacan tres iglesias góticas: la de Santiago, Santa María do Azogue y San Francisco. Todas ellas quedan a un paso del albergue, y su visita es obligada.
A pie del camino, en el número 8 de la Rúa Prateiros, se halla el establecimiento comercial más antiguo de Galicia, la farmacia Couceiro, fundada a finales del siglo XVII; por su mostrador han pasado ya nueve generaciones de la misma familia, que mantienen la decoración del 1800, con los tradicionales frascos de vidrio y tarros de porcelana.
El nombre de Betanzos está asociado a un plato estrella: su famosísima tortilla de patatas, sin cebolla, muy poco cuajada y cuya consistencia casi líquida obliga a comerla con cuchara, como si fuera un flan.
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