Terminamos de bajar a la calle Mayor para salir por la puerta baja, refrescar en la fuente y volver a subir camino de la mina.
Daroca es un encanto de lugar y eso que no os he hablado ni mostrado los pinchos y dulces que se asoman por las cristaleras de pastelerias y bares, diciendo, ¡cómeme!
Fotografía: J Ruiz
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