Taberna: LA MANDUCA .
Ubicación: Avd. Donostiarra, 6 posterior (junto a Mercadona).
Localidad: Madrid.
Como llegar: Metro El Carmen - linea 5
Bus: 48 y 21
La Manduca es una taberna de hace mucho tiempo. Con el paso de los años, al igual que les ocurre a las personas, ha ido creciendo en local y en servicio, pero se mantiene fiel a su estandarte: la calidad. Los productos que sirven son excelentes, tanto como la vocación de Juan ,su dueño. Estoy seguro de que le encanta ver comer a sus clientes. Estos dos ingredientes constituyen la clave del éxito de este local.
Después de la última ampliación, dispone de un local amplio y con una buena barra. Los clientes disponemos, además, de barriles con sillas y de otros puntos de apoyo para poder saborear las raciones con tranquilidad. En la parte exterior hay una terraza espaciosa que cuenta con un buen número de mesas. En el verano, a eso de las nueve o las diez de la noche, se levanta una brisa deliciosa que refresca de manera natural las conversaciones de los asiduos. Seguro que la brisita ha sido contratada por Juan para que estemos más a gusto .
Los camareros son muy amables y eficaces El servicio es rápido y muy profesional. Ya están puestos los mimbres, ahora vamos a rematar la cesta.
En esta taberna no se sirve cualquier cerveza, no. Se sirve la mejor: Mahou cinco estrellas y, por supuesto, tirada con maestría. ¡Qué decir del aperitivo! el aperitivo es generoso y en él se alternan los ahumados con las carnes a la plancha y los embutidos de calidad extra con los más cremosos patés.
Los reyes absolutos, las verdaderas estrellas -al margen de las de la cerveza Mahou- las estrellas,decía, de la taberna son los canapés. Uno espera encontrar al ver en la carta: "canapés variados", una rebanadita de pan con alguna cosilla encima. Pero no, error. Los canapés que se sirven en este bar son medias barras tostadas repletas de solomillo, salmón, anchoas, jamón, bonito, ibéricos y todo tipo de ahumados que en solitario o en unión de salsas, quesos o tomates consiguen dejarte atónito aun antes de degustarlos.
No debemos, sin embargo, quedarnos tan deslumbrados ante los canapés que nos impida contemplar, con la atención que merecen, las raciones y los guisos de Juan. Son, como todas las especialidades de su bar, abundantes y riquísimos.
Un penúltimo consejo de cliente experto en La Manduca: Cuidado con lo que pedís en vuestra primera visita. Lo más seguro es que os paséis con la cantidad. Es preferible pedir poco a poco. Recordad que las raciones son muy muy generosas.
Ahora sí, el último consejo: pasad cuanto antes por La Manduca y a manducar, a manducar.
Yo, por mi parte, me voy ahora mismo. ¡Me ha entrado un hambre!
La Manduca es una taberna de hace mucho tiempo. Con el paso de los años, al igual que les ocurre a las personas, ha ido creciendo en local y en servicio, pero se mantiene fiel a su estandarte: la calidad. Los productos que sirven son excelentes, tanto como la vocación de Juan ,su dueño. Estoy seguro de que le encanta ver comer a sus clientes. Estos dos ingredientes constituyen la clave del éxito de este local.
Después de la última ampliación, dispone de un local amplio y con una buena barra. Los clientes disponemos, además, de barriles con sillas y de otros puntos de apoyo para poder saborear las raciones con tranquilidad. En la parte exterior hay una terraza espaciosa que cuenta con un buen número de mesas. En el verano, a eso de las nueve o las diez de la noche, se levanta una brisa deliciosa que refresca de manera natural las conversaciones de los asiduos. Seguro que la brisita ha sido contratada por Juan para que estemos más a gusto .
Los camareros son muy amables y eficaces El servicio es rápido y muy profesional. Ya están puestos los mimbres, ahora vamos a rematar la cesta.
En esta taberna no se sirve cualquier cerveza, no. Se sirve la mejor: Mahou cinco estrellas y, por supuesto, tirada con maestría. ¡Qué decir del aperitivo! el aperitivo es generoso y en él se alternan los ahumados con las carnes a la plancha y los embutidos de calidad extra con los más cremosos patés.
Los reyes absolutos, las verdaderas estrellas -al margen de las de la cerveza Mahou- las estrellas,decía, de la taberna son los canapés. Uno espera encontrar al ver en la carta: "canapés variados", una rebanadita de pan con alguna cosilla encima. Pero no, error. Los canapés que se sirven en este bar son medias barras tostadas repletas de solomillo, salmón, anchoas, jamón, bonito, ibéricos y todo tipo de ahumados que en solitario o en unión de salsas, quesos o tomates consiguen dejarte atónito aun antes de degustarlos.
No debemos, sin embargo, quedarnos tan deslumbrados ante los canapés que nos impida contemplar, con la atención que merecen, las raciones y los guisos de Juan. Son, como todas las especialidades de su bar, abundantes y riquísimos.
Un penúltimo consejo de cliente experto en La Manduca: Cuidado con lo que pedís en vuestra primera visita. Lo más seguro es que os paséis con la cantidad. Es preferible pedir poco a poco. Recordad que las raciones son muy muy generosas.
Ahora sí, el último consejo: pasad cuanto antes por La Manduca y a manducar, a manducar.
Yo, por mi parte, me voy ahora mismo. ¡Me ha entrado un hambre!
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