Abrimos la ventana a las siete y la lluvia nos da los buenos días. Tenía que llegar. ¿Qué es Galicia sin lluvia?
Corredoira J.K.Ruiz |

Paso a paso, llegamos a S, Cristovo do Real. Aquí tomamos un camino que nos parece de cuento, de esos que se describen en el Bosque animado. Nos parece increíble que aún se conserven parajes tan hermosos. Un camino de caminos, una senda tapizada de musgos y de helechos, abrigada por árboles de un limpio e intenso color verde. El camino aquí te abraza y te protege, te arropa y te mece en corredoiras misteriosas y solitarias.
La lluvia no da descanso y crea un ambiente húmedo, limpio, puro, un combinado aromático de hierba y tierra mojada. En medio de todo, nosotros dos, deseosos de absorber e impregnarnos de estas sensaciones únicas, de esta atmosfera cristalina y mágica.
Con estas ensoñaciones llegamos a S. Martiño do Real. De nuevo, una iglesia románica, sencilla y humilde nos saluda, nos acoge con la hospitalidad de una abuela amorosa. Nos quedamos prendados de su belleza campesina, pero no podemos detenernos más.
Continuamos subiendo, bajando, kilómetros y kilómetros, siempre por corredoiras. Nos cruzamos con unas vacas que caminan obedientes detrás de los pastores en busca de mejores prados. El camino es estrecho y al encontrarnos de frente, todos nos sorprendemos. No sé quién siente más miedo si las vacas o nosotros. Amablemente, puesto que son damas, las cedemos el paso, son las damas de los prados y nosotros Lancelots, los caballeros andantes del camino.
Las damas de los Prados J.K.Ruiz |
En las dos últimas horas solo nos hemos cruzado con dos señoras que forman una extraña pareja. Lo dejaré así en extraña pareja.
Por sorpresa, entre las rendijas de un tupido zarzal, aparece ante nosotros el impresionante Monasterio de Samos. Contemplar el edificio desde la altura es un privilegio inusitado. La reciedumbre de sus muros y su contundente presencia fortalece nuestras piernas doloridas. Sin perder de vista las piedras centenarias iniciamos un descenso que solo se detendrá a las mismas puertas de la abadía benedictina. La selva de helechos, el murmullo de los ríos, apenas incipientes nos acompañan hasta el final de la pendiente, próximos ya al río. Asomándonos a sus aguas por un costado, damos fe de la fama de río truchero que ostenta.
Monasterio de Samos J.K.Ruiz |
Salimos del monasterio, subimos a ver la capilla prerrománica del ciprés y todo el bosque ajardinado que la rodea. Bueno, bueno. No se puede contar, hay que verlo.
Monasterio de Samos J.K.Ruiz |
No se puede plasmar este paraíso de forma escrita o en fotos, los olores, el aire fresco en la cara, el agua resbalando por nuestro cuerpo, la unión de la naturaleza con nosotros, solo puede quedar en nuestro recuerdo y en nuestra alma.
Caminamos muchos kilómetros sin cruzarnos con nadie, la lluvia nos da descanso por momentos y estos son maravillosos. Dejamos atrás las aldeas de Gorelfe y Sivil , apartir de aquí, comenzamos a ver personas, pazos, vamos civilización.
Llegamos a Aguida, lugar donde confluyen las dos variantes de esta etapa. Son cerca de las dos de la tarde, comienza otra vez a llover y la ansiedad por llegar a Sarria nos hace emprender una carrera desenfrenada para llegar al hotel.
Llegamos a Aguida, lugar donde confluyen las dos variantes de esta etapa. Son cerca de las dos de la tarde, comienza otra vez a llover y la ansiedad por llegar a Sarria nos hace emprender una carrera desenfrenada para llegar al hotel.
Iglesia Prerrománica J.K.Ruiz |
Terminada la siesta de rigor, salimos a la calle para comprar algunas cosas que nos hacen falta. A la entrada del hotel nos encontramos con los peregrinos del grupo al que nos uniremos esta tarde. Ahora, hubiéramos preferido seguir como en las etapas anteriores, es decir, solos. Estamos tan a gusto haciendo lo que queremos, que la mínima posibilidad de interferencia nos molesta.
A las ocho en punto volvemos al hotel para asistir a la reunión del grupo. Saludamos a todos y escuchamos las normas generales de la ruta en boca del jefe de guías.
Seguidamente nos dirigimos al restaurante para cenar. Las reservas que teníamos respecto al grupo se van disipando. Nos sentamos con dos compañeros : uno madrileño y otro navarro, muy campechano y muy gracioso. Lo pasamos muy bien, cenamos y nos reímos mucho.
Con la luz apagada y antes de caer dormido, pienso que hoy podemos decir que terminamos la primera fase del Camino de los Ruiz, Hemos vivido tres etapas duras, tres etapas solos, sin coche de apoyo y con nuestras reservas. Estamos cansados . Tenemos alta la moral, estamos contentos y con muchas ganas de continuar camino,Corredoira J.K.Ruiz |
Lecciones del camino:
-Hay que estar abierto a los demás en todo momento.
-La
belleza de la naturaleza no tiene parangón. Por ello hay que respetarla y
cuidarla para nuestros hijos, nietos y tataranietos, amén.
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