Yo, ya estoy más tranquilo.

   Después de la comparecencia de los ministros económicos y de la vicepresidenta y la incomparecencia del presidente, sinceramente, se me ha quitado un peso de encima, me he recuperado de la ansiedad. En definitiva, yo estoy más tranquilo.
      Conecté con la rueda de prensa en directo con un poco de miedo, esperando cualquier cosa. Pero cuando  los ministros y la vicepresidenta se lanzaron a explicar las nuevas medidas -con las que corregir por enésima vez la maltrecha economía española-, con ese aplomo, mirando a la cámara como si nos miraran a los ojos, enumerando las medidas de forma concisa y concreta, con ese lenguaje transparente como los diamantes, comprensible para todos, incluso por el sufrido y desahuciado  pueblo llano. La verdad, quedé sorprendido y, yo diría que, hasta extasiado.      

     Tuvieron que pasar varias horas para remontar el  estado en que me dejo la rueda de prensa. Ahora bien, en cuanto reaccioné, consideré que algo había que hacer. Así que, sin dejar pasar un segundo, me puse manos a la obra.

    En primer lugar, quisiera pedir disculpas, si en alguna publicación he dudado de estas personas y de su valía. Seguro que fue por ignorancia o por atrevimiento. Lo lamento de todo corazón.

      Tras el mea culpa del párrafo anterior, descolgué el teléfono y llamé a mi tío para pedirle  que tenga paciencia  y para informarle de que para el 2016 con seguridad le podrán operar de la cadera, que ya ese año empezaremos a crecer. No os podéis imaginar lo contento que se ha puesto. Solo son tres años a añadir a los dos que lleva padeciendo dolores.
     Acto seguido, he llamado a mi amigo Carlos, profesor interino en paro. Carlos tiene 50 año, le llamo porque no ve el telediario, no puede pagar la luz y no enchufa el televisor. Cuando le he dicho que él no iba a volver a trabajar, pero que su hijo mediano, el de ocho años, seguro que trabajará, se le ha entrecortado la voz  -seguro que se le han saltado las lágrimas. ¡La que se organizado! se les oía salta y gritar de júbilo. Carmen, la mujer de Carlos, licenciada en derecho y económicas con varios masters y actualmente despedida de una caja de ahorros, no paraba de llorar de alegría.

   En fin, cuánto me gusta dar buenas noticias a la gente que quiero y compartir su felicidad. Estando en estos pensamientos me viene a la cabeza Don Antonio, un vecino jubilado y enfermo. Voy a visitarle para prevenirle de que no debe tirar las recetas que ahora no puede comprar porque no le llega la pensión. Dentro de poco, a lo mejor compra todas juntas. También le digo que, cuando quiera, sacamos del colchón el dinero que guardó después de que le engañaran con unas preferentes. Parece que el gobierno va poner un impuesto a los bancos y cajas, pero eso no  va afectar a los ahorradores,no, solo afectará a los dueños de las entidades.
   Ya era hora  de que se tomaran medidas que solo afecten a los responsables. Fijaos,  creo que también  van a poner un impuesto ecológico, seguro que va dirigido a los que contaminan  ¿Que quién contamina?  pues las grandes industrias, las centrales nucleares, vamos que a nosotros, pueblo llano, eso tampoco nos va afectar.
     Felicidades a todos, hoy es un día grande. Podemos estar tranquilos. Ya se ve la luz al final de túnel.