lunes, 6 de mayo de 2013

Lavacolla - Santiago. "EL PÓRTICO DE LA GLORIA"





 La noche pasa de sobresalto en sobresalto, el cansancio es tan grande que no nos deja dormir, en varias ocasiones he coincidido en vigilia con Juanki. Por fin, nos levantamos.  Abrimos la ventana y contemplamos cómo la compañeros madrugadores parten hacia Santiago. Siento cierta emoción al ver cómo se alejan lentamente.
Monte Do Gozo
   Después de desayunar bajamos los equipajes y los dejamos en recepción junto con las mochilas y maletas de los demás peregrinos. Es la última vez que los equipajes viajan juntos así que también ellos se despiden.
     El cielo nublado y el aire fresco de la mañana nos reciben en la calle. Cristina nos espera, vamos hacer esta última etapa juntos.
    No tardamos en comprobar que lo quebrado de la ortografía  hace más patentes los problemas físicos, así que habrá que caminar despacio intentando no separarnos. La conversación es amena y variada, tratamos cualquier tema. Eso hace el camino más llevadero. Me sorprende comprobar cómo se puede hablar de manera tan distendida con personas a las que apenas conocemos. Es los que se denomina en la terminología propia del camino "estar abierto a la gente".
   Pasamos por las instalaciones de TVE y poco después llegamos al Monte do Gozo. Sellamos por última vez nuestras credenciales. En la lejanía vislumbramos las torres de la Catedral de Santiago. Una  empinada pendiente nos llevará hasta las puertas de la ciudad. La animada charla nos mantiene en pie. Creo que si  hoy hubiera tenido que caminar solo, me habría derrumbado.
Sombras peregrinas
   La ciudad es de grandes avenidas y edificios destartalados. En principio, no cumple con las expectativas que pueda tener un peregrino, -digo "en principio"-, ya que, de repente, sin darnos cuanta, nos hallamos frente a la catedral y todo cambia. La piedra nos rodea, nos abraza, nos convierte en una pieza más de su decoración: gárgola, estatua, sillar.
     A la entrada de la plaza del Obradoiro, nos esperan los guías. Nos felicitan y  abrazan, nos muestran abiertamente su alegría compartida por nuestro éxito. Me vuelvo hacia Juanki y nos fundimos en un abrazo, Juanki, mi hermano peregrino. el único, el mejor.
   Satisfechas las emociones, es hora de cumplir con los trámites. Nos dirigimos a las oficinas para obtener la compostelana.De camino nos encontramos con amigos peregrinos que, seguro, no volveremos a ver pero que permanecerán en nuestro recuerdo siempre: Flora y su grupo, el ciclista y el suyo, la pareja del Real Madrid, Joan Plaza, la pareja de chinos -vestidos de chinos-, la china marchosa a la que la gente canta los clavelitos por donde va... y una cantidad de gente que durante estos días, de una forma o de otra, han sido parte de nuestro camino que es lo mismo que decir de nuestra vida. Vida, camino. Camino, vida ¡qué más da! Qué es el camino, sino una vida y una vida, un camino.
Llegada
    Una señorita muy educada, sentada detrás de una mesa, nos devuelve a la realidad formulando una sencilla pregunta: "¿Cuál es el motivo de su camino?" Dependiendo de cuál sea la contestación, se confecciona una compostelana en latín -muy  historiada y solemne- o una en castellano -muy sencilla y espartana-. Por suerte ambas se expiden  al mismo precio.
    La presencia de la mezquina iglesia oficial en figura de "oficina del peregrino"  rompe bruscamente con las emociones y sensaciones positivas que hasta ahora hemos vivido en esta semana de camino.
    Con nuestros papeles en la mano, nos dirigimos junto a Cristina a tomar un café. Las calles son un hervidero de peregrinos que entran y salen de las tiendas, de las iglesia y que, una vez en la rúa  quedan incorporados al torrente sanguíneo de la ciudad que siempre pasa por el corazón: la Catedral.
    Después de tomar el café y de solucionar el problema de los bastones - no sabíamos qué hacer con ellos. Al final se los va llevar Cristina-, nos quedamos como empezamos: solos, pero con la satisfacción de haber cumplido nuestro reto, nuestro sueño de llegar a pie a Santiago.
                                                            Catedral                                                    J.K.Ruiz  

    Ahora, mientras da la hora en que hemos quedado con el grupo, caminamos por las calles, miramos escaparates, compramos regalos, observamos a la gente, nos impregnamos del espíritu compostelano.
    A la una, hora de la cita, van llegando los compañeros: Juan Carlos con el navarrico, Marcelo con su mujer, aquella por la que no daban un duro ni su marido, ni sus hijos; Cristina de A Coruña - enigmática y callada-; Cristina de Madrid -y un poco de Soria-, dicharachera y locuaz; Paqui, Loli, Carmen, -imagen viva de constancia y  tenacidad; el matrimonio catalán lleno de gracia andaluza ...
Palabras de emoción 
    Reunidos todos, con la fachada de la catedral enfrente, Joana, nuestra pequeña guía  nos dirige unas palabras que ,a mí me gustaría creer  salen de su corazón y no forman parte de  la  última escena de la obra.
    Son palabras  llenas de emoción, cariño y ternura. Las lágrimas que corren por algunas mejillas ponen el punto final y definitivo al grupo de caminantes que en el día de hoy ha llegado a Santiago.
     Comienza  ahora un desenfrenado baile de despedidas, fotos, abrazos, besos, adioses. Ha llegado el tan temido momento de la despedida definitiva. Tenemos a Cristina delante de nosotros; al despedirnos, le entregamos nuestros palos. De sobra sabemos que los va tratar muy bien, como se merecen. Nuestros bastones llevan impregnados muchos sentimientos, son parte de nuestro cuerpo y nos duele verlos partir en otras manos -buenas manos, pero ajenas-.
   En el aeropuerto esperando la salida del avión, no paramos de hablar, saboreamos los últimos momentos de esta unión de hermanos peregrinos.
     Ya con el avión deslizándose  por la pista, observamos cómo casi rozamos los montes de cabecera y vemos el lugar donde ayer descansábamos al terminar la etapa. Se me agolpan en la cabeza miles de imágenes que, ahora, desde el cielo y emprendiendo el camino de vuelta, aprecio como lejanas, muy lejanas.
Despedida
     Aterrizamos en el aeropuerto de Barajas y también en  la vida diaria. Incluso antes de abandonar la terminal experimentamos los primeros codazos, las carreras para salir en primer lugar, la insolidaridad del que tira tu equipaje para coger el suyo; las carreras por tomar un taxi.  En fin, la vida.
     Ahora toca  despedirme de Juanki; nos separamos después de nueve días muy intensos. Volvemos más unidos que nunca. Más unidos como hermanos y como personas. Creo que sólo por experimentar esta sensación vale la pena haber soportado el cansancio, sufrir las ampollas y rozaduras, luchar con la lluvia y el barro...
     El camino ha terminado. Lo empezamos en Villafranca dos personas. Lo concluimos en Santiago  dos personas muy  diferentes. Hemos dejado atrás a muchos amigos peregrinos que permanecerán siempre en nuestro recuerdo y en un rinconcito de nuestro corazón.


      Hoy termina el camino playback; espero que os haya gustado y que no os haya resultado muy duro.  Me sentiría satisfecho si, a lo largo de estos días, hubiera sabido transmitiros la alegría y la satisfacción que   yo  experimento  por haber sido capaz de culminar mi anhelo


                                                    BO CAMIÑO 





Últimas lecciones del camino:
    - Hay que hablar con la gente, hablando y callando.  
   - Hay que escuchar a la gente, sus palabras y sus silencios. 



El grupo al completo
  
                                                    Con los pies en Santiago                                   J.K.Ruiz.

Fotografía: J.K.Ruiz y J.Ruiz

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