viernes, 25 de septiembre de 2020

Camino de Santiago Jubilar. Material

  
En cualquier Camino y estación, el calzado es fundamental para disfrutar de la experiencia c
on el menor sufrimiento posible.
   Es necesario que sea un calzado cómodo, impermeable y  adaptado a nuestros pies o viceversa. Todo lo que se salga de esto es sufrimiento seguro, rozaduras, ampollas, tendinitis, fascitis plantar etc., yo diría que desde ya, debemos empezar a salir a entrenar con el calzado que vamos a llevar al Camino. 
  Los pies son nuestra herramienta fundamental y hay cuidarlos lo  máximo posible.
  Personalmente yo llevo siempre dos zapatillas o botas para las etapas, un calzado para los paseos vespertinos y unas zapatillas para el alojamiento. 
  El doble par de botas se debe a que nunca sabemos las circunstancias que se pueden presentar y es posible que tengamos que echar mano del calzado de repuesto. Una inundación o rotura de las botas puede suceder y dejar el calzado fuera de combate durante varios días o el resto del Camino.
  El calzado para los paseos debe ser lo más cómodo posible, debemos tener en cuenta que cuando nos lo pongamos, los pies llevaran encima más de 25 o 30 km. 
   Las zapatillas para el alojamiento debe ser ese calzado confortable, mullido, caliente, que nos haga sentir como en casa.

  Por último, os indicare una recomendación sacada de la experiencia de mis siete caminos.  
  Para secar el calzado, nunca arrimar a un radiador o fuente de calor, lo secara rápido, pero hará desaparecer la película impermeabilizante, con lo que supone esa falta.
  Lo mejor es dejarlos al aire y llenar la bota con papel de periódico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario