viernes, 27 de diciembre de 2013

Vall de Nùria.

    El Vall de Núria es un valle pirenaico situado en el termino municipal de Queralbs, en la provincia de Girona (España).
    A 2000 metros sobre el nivel del mar, es accesible por medio de un tren cremallera o bien  a pie, siguiendo alguno de los caminos de montaña que llegan a Núria.
    El viaje en el tren cremallera es una experiencia por sí mismo, dada la belleza de las estaciones y los paisajes que se pueden observar.
     En el valle se ubica el santuario de la Virgen de Núria, una estación de esquí y un complejo hotelero. En invierno la actividad del valle se dedica exclusivamente al esquí; el resto del año se pueden realizar todo tipo de actividades al aire libre y disfrutar de la belleza del  paraje.
     













 

 
 













   Según la tradición, San Gil llegó al valle alrededor del año 700.  El santo talló una imagen de la Virgen que escondió en una cueva al verse obligado a huir del valle cuando los árabes invadieron la Peninsula Ibérica. Junto a la Virgen dejó escondidas la olla que utilizaba para hacer la comida, la cruz que presidía sus rezos y la campana con la que llamaba a los pastores para que vinieran a comer.
   En 1072, un peregrino procedente de Dalmacia, y de nombre Amadeo, llegó al valle buscando la imagen de la Virgen según una revelación divina. Construyó una pequeña capilla a la que acudían los peregrinos. En 1079 encontró la imagen, junto a la cruz, la campana y la olla y trasladó todos los objetos sagrados a la capilla.
   Lo cierto es que la imagen de la Virgen de Nuria que hoy se venera es una talla datada entre el siglo XII o siglo XIII. Se trata de una talla en madera de estilo románico. De rasgos primitivos, la talla mantiene aún su policromía perfectamente conservada. La Virgen tiene al Niño sentado sobre su rodilla izquierda. Éste tiene una de sus manos levantadas en señal de bendición. Tanto María como el Niño visten manto y túnica. Antes de la restauración, la imagen tenía un color negruzco provocado por el paso del tiempo, la humedad y el humo de las velas. Este color le valió el apelativo de moreneta del Pirineu.
Hasta nuestros días ha llegado una curiosa tradición. Las mujeres que desean tener hijos colocan su cabeza bajo la olla de San Gil y hacen tocar la campana. Cada repique representa un hijo con el que se espera que la Virgen la bendiga.






 



    Fotografía: Viky Ruiz y J. Ruiz

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