El termino zahorí proviene del árabe hispánico zuharí, y este del árabe clásico, zuharī, geomántico, derivado de azzuharah.
La RAE lo define como persona a quien se atribuye la facultad de descubrir lo que está oculto, especialmente manantiales subterráneos.
Horquilla de Zahorí |
Ilustración de la obra de Pierre Le Brun, Historia crítica de prácticas supersticiosas , 1732 |
La radiestesia, en su variante tradicional de búsqueda de aguas subterráneas, es una práctica llevada a cabo desde hace al menos 4500 años. Se ha practicado desde tiempos remotos y se debe a la falta de conocimiento geológico o de instrumental científico. Hoy día se sigue usando en zonas rurales.
Se ha catalogado su práctica como brujería, superstición e incluso como obra satánica. Se ha intentado encontrar explicación científica y todas las comprobaciones han llevado a catalogarla de poco fiable y hasta de fraude.
El practicante de la radiestesia emplea una varilla vegetal o metálica o bien un péndulo, que aparentemente sirve de estímulo para percibir el lugar indicado. No obstante, algunos radiestesistas o zahoríes utilizan otro tipo de equipos o no se sirven de ninguno.
Quienes hacen uso de la horquilla de árbol, preferentemente de avellano o sauce, la sostienen con las dos manos y en una postura determinada mientras el sujeto recorre el terreno que ha de explorar, hasta que su movimiento indique la presencia buscada.
Sirva esta breve descripción sobre la radiestesia y los zahories para presentar a Manuel, un enigmático zahorí, con el que pasé una tarde inolvidable marcando pozos de agua.
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