miércoles, 4 de noviembre de 2015

El Prado este temporada esta que se sale.

Museo Nacional 
         del 
       Prado


Arte transparente. La talla del cristal en el Renacimiento milanés

 14 de octubre de 2015- 10 de enero de 2016

Sala D



Barco de la Tortuga
La presente exposición constituye una oportunidad única para contemplar una faceta poco conocida de la historia del arte: la talla del cuarzo hialino o cristal de roca, arte en el que destacó la ciudad de Milán en la segunda mitad del siglo XVI. Por su valor artístico y material, estas obras se destinaron a colecciones que solo los soberanos y miembros de la alta nobleza europea se podían permitir.
En la muestra se exhiben seis magníficas obras pertenecientes a dos de las colecciones históricas más ilustres: la de los Médicis, conservada en el Museo degli Argenti en Florencia, y la de Luis XIV, en el Museo del Louvre de París. Otras catorce espléndidas piezas proceden de la colección reunida por el Gran Delfín Luis de Francia, hijo de Luis XIV, que fue heredada en parte por el rey Felipe V, el primer Borbón español, en 1711.
Este conjunto, conocido como Tesoro del Delfín, ingresó en 1839 en el Museo del Prado y, aunque mermado por una accidentada historia, cuenta con piezas importantes, especialmente cristales: cuarenta y siete vasos de cuarzo hialino, dos de cuarzo citrino y uno de cuarzo ahumado. Distintos estudios han permitido atribuirlos a importantes talleres y maestros, casi todos milaneses.
Estas singulares manifestaciones artísticas fueron consideradas en su época un arte principesco y refinado, un arte transparente de sobrecogedora belleza.


Effigies Amicorum. Retratos de artistas por Federico de Madrazo (1815-1894)

22 de septiembre de 2015 - 10 de enero de 2016

Sala 60



El pintor Carlos Luis de Ribera, 1839. Federico de Madrazo. Óleo sobre lienzo. Firmado y fechado
El pintor Carlos Luis de Ribera, 1839. Federico de Madrazo. Óleo sobre lienzo.
 Firmado y fechado

Federico de Madrazo (Roma, 1815 – Madrid, 1894) fue el pintor español que realizó el mayor número de retratos de artistas. Obras de interés que, como corresponde al más relevante especialista de su generación, son exponentes de su mérito y dignidad profesionales. No son simples cabezas, sino retratos de gran busto o, los dibujados y litografiados, de media figura.
Los que hizo al óleo los regaló generosamente a los efigiados. Estos eran amigos, como Carlos Luis de Ribera, a quien retrató en París en una de sus primeras obras maestras, Benito Soriano Murillo, colaborador íntimo como subdirector del Prado, y Perugino Sensi, litógrafo que había trabajado en el Real Establecimiento Litográfico fundado por su padre; colegas, como Carlos de Haes, y Cosme Algarra; y discípulos destacados, como Eduardo Rosales y su propio hijo Raimundo.
Los retratos dibujados forman parte de un amplio conjunto de medidas, técnica y estilos similares, que el artista, muy consciente de interés no solo artístico sino también documental, conservó y legó, en su integridad, al Prado. Realizados en su mayoría en París, Roma y Madrid entre 1839 y los primeros años de la década siguiente revelan, en su tratamiento, el propósito de formar, en la tradición inaugurada por los artistas alemanes del siglo XVI, una especie de álbum iconográfico de amigos artistas y escritores. El conjunto más importante fue el que realizó en Roma, donde el retrato entre condiscípulos y amigos era práctica frecuente. Allí coincidió con Jean-Auguste-Dominique Ingres, a quien había retratado años antes y cuya influencia es notable en algunas efigies, como las de Ponzano y Zanetti.
Los retratos litografiados atestiguan un excepcional dominio de esta nueva técnica, impulsada por su padre José, a quien precisamente retrató para ilustrar la reseña biográfica que publicó en 1835 El Artista, la revista romántica española de mayor importancia. El otro gran pintor español en esos años, Vicente López, también fue litografiado por Federico para aquella publicación, pese a que representaba una orientación artística muy diferente a la de su padre. Ambas efigies atestiguan el culto al arte a través de las cuidadas imágenes, multiplicadas mediante la estampa, de sus figuras de mayor relevancia.


San Pedro penitente de los Venerables

11 de septiembre de 2015 - 17 de enero de 2016



Sala 17. Edificio Villanueva


San Pedro penitente de los Venerables, Murillo, 1685. Abengoa
San Pedro penitente de los Venerables, Murillo, 1685. Abengoa

San Pedro penitente de los Venerables fue propiedad de Justino de Neve, uno de los patronos más inteligentes y expertos que tuvo el pintor, y sobre el que el Prado, la Fundación Focus-Abengoa y la Dulwich Picture Gallery, de Londres, organizaron hace tres años una exposición. En su testamento (1685) lo legó al edificio barroco del Hospital de los Venerables de Sevilla, sede de la Fundación Focus-Abengoa, donde volverá tras su estancia en el Prado, culminando así la restitución de esta obra maestra de la pintura sevillana.
En la iglesia del Hospital se conserva el retablo en el que se expuso desde al menos 1701 hasta que, durante la Guerra de la Independencia, la obra fue confiscada por el mariscal Soult, en cuya colección permaneció hasta su muerte en 1851. Desde entonces la obra ha permanecido en colecciones privadas.
San Pedro penitente de los Venerables tiene como punto de partida una composición de Ribera, y su tema fue muy popular en España durante el Siglo de Oro: el retiro y arrepentimiento de san Pedro, que junta sus manos y dirige sus ojos acuosos al cielo.

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