El Teatro Real de Madrid es un gran desconocido. No sé si el entorno de la Plaza de Oriente le empequeñece o el edificio en sí no revela la joya que alberga en su interior.
Es curioso que, en las escapadas por las principales capitales europeas, una de las visitas obligadas sea a los teatros de ópera.
El nuestro, el Teatro Real, parece como que no lo valoráramos en su medida, aunque verdaderamente no tiene nada que envidiar a cualquier teatro de su clase de Europa.
Todo el teatro está decorado con alfombras y lámparas nacionales, espejos de Murano, tapices de la Real Casa, porcelanas de la Real Fábrica del Retiro, cuadros cedidos por el Museo del Prado y retratos de reyes.
Plaza de Opera o de Isabel II
Entrada principal en la plaza de Oriente
Vestíbulo de entrada con decoración de columnas y una maqueta del montaje de Maese Pedro.
Salón Carlos III, toda la decoración en azul.
Salón Felipe V, con decoración en rojo y anaranjado
Restaurante del Teatro, antigua sala de baile. Es curioso que el techo tiene una representación exacta de la configuración de los astros en la noche del estreno del teatro. En las paredes se exponen trajes de diferentes montajes de óperas representadas en el teatro.
Salón Arrieta. Decorado en verde.
Salón Real
Fotografía: JRuiz
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