Hay frases grandilocuentes y sentenciadoras que, siempre que se utilizan, sirven para expresar el deseo de que las ejecute la persona de enfrente, y nunca el que las pronuncia.
Es más, el que las expresa jamás las llevaría a término, en el caso de encontrarse en la situación del otro.
Una de las frases a las que me refiero es:
"Hay que tener altura de miras"
Es gracioso, la frasecita la repiten día sí y día también los dirigentes y simpatizantes del Partido Popular con el objetivo de que el Partido Socialista se olvide de su programa, de sus electores, de su ideario y, como un solo hombre, apoye la investidura de Mariano Rajoy.
Hace cuatros años, con la mayoría absoluta en el bolsillo del PP, los que usaban la frase en cuestión eran los del PSOE, en un vano intento de que el PP no aplicase el rodillo legislativo y les diera oportunidad de negociar leyes e introducir enmiendas acordes con su ideario. ¿Curioso, no?
Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que la altura de miras es una receta que nunca la tomaran los que tienen la sartén por el mango.
Se imaginan a Mariano Rajoy o a la señora Cospedal teniendo altura de miras. ¿Somos capaces de visualizarlos negociando una ley de educación o una salida al problema catalán? ¿Verdad que no? Pues imaginemos ahora a Pedro Sanchez y a Pablo Iglesias manteniendo leyes de Rajoy ¿Tampoco, verdad?
Pues eso, que todos tenemos que tener altura de miras, pero solo cuando nos lo digan. Será buena señal.
Pues eso, que todos tenemos que tener altura de miras, pero solo cuando nos lo digan. Será buena señal.
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