sábado, 9 de enero de 2016

Teatro para empezar el año.








Cervantina
del 14 de enero al 6 de febrero


Versiones y diversiones sobre textos de Miguel de Cervantes

Con fragmentos de:
El celoso extremeño, El coloquio de los perros,El hospital de los podridos, El licenciado Vidriera, El retablo de las maravillas, Don Quijote de la Mancha, El viejo celoso, La Galatea, La gitanilla, prólogo de Novelas ejemplares, Persiles y Segismunda, Rinconete y Cortadillo y Viaje del Parnaso.

Cervantes es esfera. Su obra es esférica. Gira. Se transmuta. Se transforma sobre sí misma. Su círculo se cierra en todos sus personajes. Todos flotan en esa mágica, leve y perfecta esfera donde cada uno es lo que es.

La esfera es la forma perfecta y Cervantes redondea como un alfarero apasionado su esfera-universo donde todo y todos giran.

Cervantes deja que sus personajes hablen. No los filtra; por eso incomodan. No los juzga; por eso son rebeldes. No los condiciona; por eso son libres y él, Miguel de Cervantes, es libre con todos ellos.

Cervantes fue libre en la cárcel a través de sus personajes. Libre en la esfera de su obra, en su universo de infinitos círculos concéntricos que alguien abordará una vez y otra vez dentro de quinientos años (y ojalá lea esta Cervantina).
¿Cómo se le ocurre a nuestro buen Cervantes poner a los personajes leyéndose a sí mismos? ¿Cómo puede hacer decir a una mujer que es libre hace cuatro siglos? ¿Cómo crea a dos perros que hablan con discurso, a una gitana defendiendo a su pueblo o a un licenciado que cree que es de vidrio?
La respuesta es: con imaginación, que solo existe con libertad
Cervantina es un juego en el que jugamos a ser cervantinos, un malabarismo con sus palabras y las nuestras, una esfera entre las suyas, música nacida entre sus palabras y humor ronlalero. Para terminar diría lo que él dijera alguna vez: escritor divino si no fuera tan humano.








Teatro María Guerrero

Cocina 

Nos encontramos en una cocina; a través de la puerta escuchamos una animada conversación. La luz y el ronroneo de un horno nos indican que algo se está cocinando... El buen vino fluye, la conversación es brillante, competitiva: arte, literatura, la vida, la muerte, budismo... Los comensales rezuman éxito (¿también los anfitriones?)... A medida que Antonio y Emma entran y salen de su cocina empezamos a conocer sus rostros público y privado y a percibir gélidas corrientes subterráneas de envidia, amargura, desdén... Antonio no puede soportarlo más; en un absurdo acto reflejo de ira, gasta una broma pesada cuyas consecuencias escaparán a su control... 
A partir de aquí, la obra nos hace testigos de una serie de desayunos y cenas en los cuales asistiremos al desmantelamiento de un matrimonio, una carrera, y, probablemente, todas las relaciones sociales que rodean a esta pareja. La liturgia del cocinar y comer se repite una y otra vez, mientras, a través de lo que hacen los personajes, crean y se convierten en lo que son.

Cocina explora los diferentes niveles de responsabilidad con los que nos enfrentamos a la hora de encarar las consecuencias de nuestras acciones y nos pregunta: ¿cuál es la relación entre la ley y la moral?

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