Es muy posible que cuando leáis esto, ya no me encuentre en mi domicilio. Soy consciente de que la revelación de este secreto puede tener sus riesgos, y mi vida puede cambiar por completo.
No obstante, mi responsabilidad me obliga a hacerlo público, y luego apechugaré con las consecuencias. Espero que donde me lleve el destino vuelva a encontrarme con una gente tan estupenda como vosotros.
Sin más dilación voy haceros partícipes del mayor secreto que jamás me han contado y, con seguridad, me cuenten.
El otro día paseando por Madrid me encontré con un amigo al que hacía tiempo no veía. Su aspecto no era malo, pero su vestimenta estaba un poco descuidada, sobre todo dado que mi amigo de siempre se ha preocupado mucho de su indumentaria y ha vestido muy bien, la verdad.
El otro día paseando por Madrid me encontré con un amigo al que hacía tiempo no veía. Su aspecto no era malo, pero su vestimenta estaba un poco descuidada, sobre todo dado que mi amigo de siempre se ha preocupado mucho de su indumentaria y ha vestido muy bien, la verdad.
Comenzamos a hablar y, al poco rato, noté que no solo era la indumentaria. Mi amigo era mi amigo pero algo le hacía diferente, no sé cómo explicarlo. Estaba como si flotara en una nube, sin tocar el suelo.
De repente, sin previo aviso, me espetó. ¿Tú lo notas también?
Bueno, contesté yo, algo raro estoy notando. ¿Qué te pasa? Es aquí donde me empieza a contar cómo trabajaba en un laboratorio ultra secreto en los bajos de la plaza de Sevilla y ahí es donde se produce una filtración y unos cuantos miles de virus de una nueva enfermedad han salido a la atmósfera y se ha contagiado.
¿Es grave? pregunté yo. Bueno, no lo sé, puede que cambie la vida tal como la entendemos hoy, contesto él.
Pero, ¿Hay vacuna? ¿Son eficaces los antibióticos? ¿Dime algo? le pregunté desesperado.
Un NO rotundo fue su respuesta, para continuar diciendo que al nuevo virus le han llamado Cervantina y que no hay vacuna, ni aspirina que lo cure.
Que los síntomas son que los infectados empiezan a pensar por sí solos, sin dejar que les manipulen desde el gobierno o desde la oposición, que leen de forma convulsiva todas la obras de Cervantes, que dejan de ver la televisión, que abandonan el coche, que a sus niños les ponen nombres como Monipodio o Sancho, y a las niñas Galatea o Dulcinea, que se hacen reivindicativos y luchadores por las causas justas, que detestan la corrupción y a los corruptores, que son, en definitiva, hombres libres.
¿Qué están haciendo? ¿Qué fármacos os aplican? Nada, dan terapia de choque, haciéndonos ver Tele5 durante 8 horas sin parar , para luego tener que tragarnos el telediario de la 1 durante otras ocho horas, y así llevo yo tres meses, hasta que hoy me he logrado escapar. ¿Te sientes mejor? Sí, yo me siento bien, me siento mejor que nunca, lo único es que no puedo sacarme de la cabeza una tonadilla que dice:
"No hay vacuna y aspirina que cure la cervantina".
Sin poder resistirlo le di un abrazo y hasta un beso, para poder coger la Cervantina.
De repente, sin previo aviso, me espetó. ¿Tú lo notas también?
Bueno, contesté yo, algo raro estoy notando. ¿Qué te pasa? Es aquí donde me empieza a contar cómo trabajaba en un laboratorio ultra secreto en los bajos de la plaza de Sevilla y ahí es donde se produce una filtración y unos cuantos miles de virus de una nueva enfermedad han salido a la atmósfera y se ha contagiado.
¿Es grave? pregunté yo. Bueno, no lo sé, puede que cambie la vida tal como la entendemos hoy, contesto él.
Pero, ¿Hay vacuna? ¿Son eficaces los antibióticos? ¿Dime algo? le pregunté desesperado.
Un NO rotundo fue su respuesta, para continuar diciendo que al nuevo virus le han llamado Cervantina y que no hay vacuna, ni aspirina que lo cure.
Que los síntomas son que los infectados empiezan a pensar por sí solos, sin dejar que les manipulen desde el gobierno o desde la oposición, que leen de forma convulsiva todas la obras de Cervantes, que dejan de ver la televisión, que abandonan el coche, que a sus niños les ponen nombres como Monipodio o Sancho, y a las niñas Galatea o Dulcinea, que se hacen reivindicativos y luchadores por las causas justas, que detestan la corrupción y a los corruptores, que son, en definitiva, hombres libres.
¿Qué están haciendo? ¿Qué fármacos os aplican? Nada, dan terapia de choque, haciéndonos ver Tele5 durante 8 horas sin parar , para luego tener que tragarnos el telediario de la 1 durante otras ocho horas, y así llevo yo tres meses, hasta que hoy me he logrado escapar. ¿Te sientes mejor? Sí, yo me siento bien, me siento mejor que nunca, lo único es que no puedo sacarme de la cabeza una tonadilla que dice:
"No hay vacuna y aspirina que cure la cervantina".
Sin poder resistirlo le di un abrazo y hasta un beso, para poder coger la Cervantina.
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