sábado, 25 de junio de 2016

Día mundial antiturino

Se conoce como antitauromaquia al rechazo a la tauromaquia; esto es, al acto de hacer corrida de toros u otros espectáculos o festejos utilizando animales y que atentan contra la vida e integridad física de estos mismos.
Las corridas de toros, en su sentido moderno, nacen en España en el siglo XVIII y desde entonces han despertado críticas y desatado polémicas, incluyendo prohibiciones esporádicas, desde sus mismos comienzos hasta hoy mismo. Los argumentos de sus detractores han cambiado en el transcurso del tiempo según el momento histórico, y ha tenido justificaciones variadas: religiosas, morales, económicas, estéticas, políticas y culturales, entre otras.

Historia

La tauromaquia (considerada 'fiesta' por los aficionados taurinos), incluye un complejo conjunto de manifestaciones que suponen la confrontación entre el humano y los bóvidos (toros, vacas, becerros...), siguiendo modalidades muy diversas.
Estas manifestaciones siempre han tenido partidarios y detractores, tanto entre los sectores populares como entre la clase política e intelectual. Según Alberto de Jesús, «las fiestas de los toros han sufrido a lo largo de su existencia numerosos ataques de los gobernantes políticos, opositores e incluso la Iglesia por intentar eliminarla, fracasando cualquiera de ellos».
Las críticas a los eventos violentos con animales se remontan a la antigüedad romana, con las críticas de Cicerón contra los espectáculos de circo con fieras. A ellas siguieron las críticas de los primeros escritores cristianos y canonistas a las llamadas venationes, como Prudencio, Casiodoro, San Agustín o San Juan Crisóstomo, que censuraban los espectáculos públicos con fieras (incluidos los toros bravos), por arriesgar frívolamente la vida humana, postura de orden moral que se prolongó más o menos en los mismos términos durante la Edad Media y que movió a varios papas a promulgar prohibiciones. Por ejemplo, la bula papal Salute Gregis (1567), de Pio V, que prohibió los espectáculos taurinos. Gregorio XIII, su sucesor, levantó parcialmente la prohibición ocho años después a ruego de Felipe II.  El motivo, según cuenta Cossio.
Ya como espectáculo moderno, en el siglo XVIII las corridas de toros han sido polémicas y han sufrido críticas e incluso prohibiciones. La nueva dinastía llegada a España (los Borbones), y en general la aristocracia afrancesada, despreciaba estos espectáculos por considerarlos indignos y propios del populacho, por lo que Felipe V prohibió su ejercicio a sus cortesanos (1723). Fernando VI solo consintió las corridas a cambio de que sus beneficios se destinasen a obras de caridad como sufragar hospitales y hospicios. Algunos ilustrados, como Jovellanos, se oponían a estos espectáculos por considerarlos poco didácticos.
Real Cédula que prohibía las fiestas de toros en España (1805).
Carlos III, influido por el Conde de Aranda, prohibió las corridas de toros en 1771. Sin embargo se hizo caso omiso y se continúo con la práctica. Francisco de Goya recogió en su serie de grabados sobre La Tauromaquia. Gobernantes posteriores intentaron prohibir las corridas: Carlos IV volvió a hacerlo en 1805. Tras la Guerra de la Independencia Española, a lo largo del siglo XIX, surgía con frecuencia en el Congreso de los Diputados el debate de la prohibición. La última vez fue en 1877, cuando el Marqués de San Carlos propuso a los diputados la prohibición de las corridas de toros.
Un tipo esencialmente diferente de espectáculos violentos con animales es lo que supone el combate entre animales, sin intervención directa del humano. Así, en Inglaterra eran frecuentes loshostigamientos de toros, peleas entre perros y toros, igual que los hostigamientos de osos. Sin embargo estas prácticas fueron prohibidas en 1824, el mismo año en que se fundó The Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals.
Además de los combates entre especies diferentes (toro/perros, oso/perros) fueron frecuentes los combates entre animales de la misma especie (perros, gallos...). Estos espectáculos eran de una naturaleza diferente a tauromaquia. En el siglo XXI continúa desarrollándose la tauromaquia en España, Francia, Portugal, México, Colombia y otros países de Hispanoamérica.[cita requerida] Los juegos taurinos son, sin embargo, muy diversos e incluyen todas las formas de rodeos presentes entre Norteamérica Y Sudamérica.[cita requerida]
Al igual que el pueblo español, sus intelectuales se han dividido históricamente entre partidarios y detractores de las corridas de toros. Las críticas de algunos ilustrados a la tauromaquia, la recuperaron luego los escritores de la Generación del 98 que, en un principio, la veían como síntoma del atraso español. Un ejemplo notable de esta época fue el escritor antitaurino Eugenio Noel, que vinculaba los toros a lo que denominaba «crímenes de raza». Para el escritor madrileño, la Fiesta se reducía a sangre, crueldad y porquería. Otra de las acusaciones de Eugenio Noel contra las corridas es «la funesta cualidad de ser el único rasgo enteramente nacional; solo la afición a los toros une las regiones y hace andaluz al éuscaro y extremeño al catalán y castellano al andaluz».
Miguel de Unamuno, escritor y filósofo español, también se posicionó en contra declarando:
"Siempre me han aburrido y repugnado las corridas de toros."
Miguel de Unamuno"
Félix Rodríguez de la Fuente, naturalista español, afirmó de la tauromaquia:
"La fiesta nacional es la exaltación máxima de la agresividad humana."
Félix Rodríguez de la Fuente.
Los argumentos de los detractores de las corridas de toros han variado según el momento histórico, pero el objetivo ha sido siempre su abolición.
Ya en el siglo XXI el número de festejos taurinos desciendo un 12% en 2012 y acumula una caída del 40% en los últimos cinco años. En 2008 se celebraron 3.295 espectáculos de tauromaquia, frente a los 1.197 que tuvieron lugar en 2014.5 Según ese estudio, en los años 2010-2011 únicamente el 8,5% de los españoles asistieron a las matanzas de toros. Desde 2001, se han producido descensos año tras año, con bajadas muy fuertes por ejemplo entre 2003 y 2004. El 2013 10.247 toros y novillos murieron en las 2.684 celebraciones taurinas que se realizaron. Esto supone que cada día unos 28 animales de media, entre toros y novillos, fueron sacrificados en fiestas populares.

Movimiento antitaurino contemporaneo.


Toro después de una corrida.
En la actualidad, son los defensores de los derechos animales quienes encabezan la crítica a la celebración de las corridas de toros.
Existen grupos que consideran que el toreo es una práctica de crueldad que atenta contra la sensibilidad y el buen gusto de las personas, a la vez que a los derechos de los animales, y que no puede ser considerada ni una manifestación cultural, artística ni deportiva. Los partidarios de los derechos de los animales usualmente consideran la tauromaquia una forma de tortura. Para ellos esta relación reduce el valor que se asigna a la vida. Otros activistas son radicales a la hora de abordar la cuestión de la tauromaquia y afirman que el origen de su existencia está en que vivimos en culturas especistas. La antitauromaquia radical ha dado lugar a la proliferación de ataques psicológicos y muy violentos contra la integridad física de las personas que se muestran a favor de la tauromaquia, sin respetar a éstos, y defienden su libre elección.
Cada año se organizan en Pamplona protestas contra la corrida San Fermín, y en general contra todas las formas de tauromaquia que impliquen una crueldad con los animales.
Picador preparando al toro para el tercio de muleta.
También ha habido intentos recientes de prohibir las corridas en países como Francia, donde existe la afición en el sur del país. La cuestión se resolvió estableciendo legalmente que solo se podían matar toros en aquellos lugares donde se demostrase que son una tradición arraigada ininterrumpidamente (las plazas del sudeste y del sudoeste fundamentalmente). En 2011, Francia (Ministère de la Culture) declaró la tauromaquia elemento del "Patrimonio Cultural Inmaterial nacional",  declaración que fue criticada por fuertes sectores de la opinión antitaurina.
Muchas personalidades como Francisco Umbral, José Samarago, Eduard Punset, José Ferrater Mora, Jesús Mosterín, Salvador Pániker o Jorge Wagensberg entre otros, se han opuesto a las corridas de toros, entre otras razones por considerarlas contrarias a la más mínima sensibilidad y civismo. Algunos de ellos han preferido la exaltación del toro como animal libre en su medio natural o, por lo menos, el quitar los elementos del festejo destinados a herir, torturar o matar al animal. También existen otras críticas que apuntan a que la lidia está, en muchos casos, preparada para minar las capacidades físicas del toro mediante el proceso de afeitado que consiste en modificar los cuernos del animal, para que su ataque no sea tan peligroso para el torero. Aunque practicada desde antaño, esta práctica está prohibida y generalmente es repudiada por los aficionados a los toros.
También ha sido objeto de crítica que la tauromaquia sea financiada con dinero público. En 2007, al sector taurino español se destinaron 500 millones de euros en forma de subvenciones. y en 2008 casi 600.

España

Corridas de Toros en España:
     Corridas de toros prohibidas.     Sin prohinbición, pero históricamente las corridas no se realizan.     Corridas prohibidas, pero otras actividades donde se lidian toros protegidas por ley.     Corridas legales, pero prohibidas en algunos lugares.     Corridas legales.     Corridas legales y declaradas Bien de Interés Cultural o Patrimonio Cultural Inmaterial.
Protesta antitaurina en Pamplona.
Por otra parte, según una encuesta Gallup  realizada en 2002, el 31% de los españoles se mostró muy o algo interesado en las corridas de toros mientras que un 68,8% no mostraba ningún interés. Solo el 0,2% no mostró ninguna opinión al respecto. A principios de los años 70, los interesados en las corridas de toros eran el 55% de los españoles, en los 80 este colectivo representaba alrededor del 50%, mientras que en los 90 las cifras de aficionados se desplomaron, situándose en torno al 30%. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas encuestas no incluyeron a las Islas Canarias, tradicionalmente la región con menor afición taurina de España y que contabiliza casi el 5% de la población total del país. Aunque las corridas de toros son un espectáculo conocido en toda España, su distribución regional no es uniforme, siendo Galicia, Asturias, Cataluña, Cataluña, Aragón y Canarias (en esta última se dejaron de realizar corridas de toros en el año 1983) las comunidades donde el interés es menor: manifestaron no tener ningún interés el 81% en el noreste y 79% en el noroeste. En la zona norte, centro, este y sur, el interés es mayor: alrededor de un 37% se declararon aficionados y un 63% no interesados.
En 2006, según otro sondeo de Investiga (antes Gallup), un 26,7% de las personas encuestadas afirmaban estar algo o muy interesadas en las corridas de toros. El perfil de los aficionados es en su mayoría masculino (un 33,5% de los varones encuestados afirmó interesarle los toros) y de más de 45 años, alcanzándose el máximo interés entre las personas de 65 y más años, con un 41,1% de aficionados. El 72,1% de la población española afirmaba, en cambio, no tener ningún interés por los espectáculos taurinos. Este desinterés lo demostraron sobre todo las mujeres, con un 78,5%, y las personas con edades comprendidas entre 15 y 24 años, con un 81,7%.[cita requerida]
En una encuesta publicada en 2007 en el diario El Mundo un 58% de españoles consideraba que no deben prohibirse, frente a un 33% que las prohibiría inmediatamente, con un 9% de indecisos.Una encuesta posterior, de 2009 mostraba que más de un 67% de los españoles no muestra ningún interés en la tauromaquia y un 35% se muestra a favor de su prohibición. las corridas se han desplomado casi dos tercios, pasando de las 953 de 2007 a las 398 de 2014 (—59%), según el Ministerio de Cultura. la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales de 2011 reveló que solo el 8,5% de los españoles había acudido a la plaza ese año, frente al 9,8 de 2007.
En Cataluña, 453 000 firmantes de todo el mundo pidieron en 2005 que el Parlamento autonómico suprimiese la corridas de toros en esa comunidad. Solo en Cataluña se recogieron 250 000 firmas en seis meses. En diciembre de 2015 se aprobó por el Ayuntamiento de Ciudad Real el fin de las subvenciones a los espectáculos taurinos; se estima que el ayuntamiento ahorrará 32.000€ tras dejar de subvencionar la tauromaquia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario