¿Están reflexionando? ¿Sí?
Pues ya pueden tener cuidado, no vaya ser que de tanto pensar y reflexionar en las múltiples elecciones, nos dé por atar cabos.
Lo peor que le puede pasar a un político es que el pueblo piense, ate cabos y le cansen. Aquí, pensar no sé si lo hacemos; atar cabos, alguno atamos, pero cansados de políticos low cost, seguro, completamente seguro que estamos.
Pues ya saben, señores low cost, lo que dice el refrán: " Cuando las barbas de Cameron veas pelar, pon las tuyas remojar".
Mañana nos volvemos a enfrentar a las urnas, urnas que como pirañas hambrientas están ansiosas por devorar papeletas repletas de sueños e ilusiones, cual bocadillos de queso untado y chorizo de pamplona.
Cuántos anhelos y deseos se quedarán por el camino, en espera de que el low cost de turno deje de mirarse a la barriga o a las de sus amigos y mire un poquito por el bien de los votantes.
Han leído bien: votantes, todos los votantes, los propios y los ajenos, que al final todos somos pueblo y para el bien del pueblo se votan representantes.
A pesar de esto, no quisiera que dejen de ir mañana a las urnas. Aunque no les apetezca, aunque haya que elegir a los mismos, con los mismos discursos.
Los románticos y nostálgicos seguimos creyendo que la democracia es la mejor forma de gobierno, aunque cada cuatro años nos acordamos de los padres de los señores low cost que nos hayan gobernado.
Pues lo dicho. Mañana suerte y al toro, perdón, suerte y al voto.
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