jueves, 8 de septiembre de 2016

No dejes que tu mano la izquierda sepa lo que hace la derecha.

Busto del arzobispo Morcillo
Escultura del Arzobispo Morcillo
  Me sorprende y hasta siento admiración por la eficacia de la iglesia española en su labor adoctrinadora de la juventud en los años 50, 60 y 70.
  Las  clases de Doctrina Sagrada, las catequesis, los ejercicios espirituales, los sermones y charlas parroquiales marcaron a todos pero, en especial, a ciertas personas que ya traían de casa otras divisas puestas. 
  La marca indeleble de la iglesia aflora y distingue a los individuos en sus actuaciones en la vida. No hay forma de evitarlo, es algo que se lleva hasta que el alma vuele a los brazos de quien le corresponda por sus actos.

  Estos días me ha llamado la  atención cómo un personaje y la organización que dirige, es fiel reflejo de lo que indicaba anteriormente. Cómo llevan a rajatabla y de forma literal la doctrina, sirva como ejemplo la frase del evangelio de San Mateo, capitulo 6, versículo 3, que dice: "No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha". 
   Pues bien, el señor Mariano Rajoy presidente efectivo de PP, en funciones de España, exento de cualquier responsabilidad, cristiano viejo y al parecer ambidiestro, es un ferviente cumplidor de esta norma. 
  Don Mariano mientras que con la mano derecha firma acuerdos contra la corrupción, compromisos de crear empleo, de mantener pensiones, de bajar impuestos, de proteger a los desfavorecidos, de hacer justicia social, de mantener la sanidad  y la educación universal etc. con el fin conseguir el sillón de presidente.
Con la mano izquierda firma el nombramiento de Soria, las quitas de los fondos de la Seguridad Social, los mensajes a Bárcenas, el copago a los jubilados, el indulto a las Cajas, Bancos y defraudadores; firma las medidas que favorecen las bajadas de salarios, los contratos de cinco minutos, la eventualidad permanente, la perdida de derechos de los trabajadores, la retirada de miles de empleados de la sanidad pública, la masificación de la enseñanza pública, la desigualdad entre las personas por razón de sexo o estrato social, etc.
   En fin, mi sincera enhorabuena a la iglesia por adoctrinar y a don Mariano Rajoy por conseguir cumplir la norma y que sus manos se mantengan fieles a los principios evangélicos y  no sepan nada la una de la otra.      

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