¿Qué tal, peregrinos? Hemos cambiado de mes, así que vamos a modificar el plan de trabajo. Si os parece, claro.
Os propongo añadir un poco de dificultad, un poquito tan solo. A las dos horas diarias de caminar, vamos a ponerle una pizca de picante en forma de una subida y una bajada moderada, preferiblemente al final del recorrido.
Intentaremos mantener el ritmo ya sea en llano, en subida o en bajada.
Los fines de semana tres horas de caminata continuada a un ritmo de unos seis kilómetros a la hora. Los kilómetros semanales y mensuales no van a aumentar considerablemente, pero endureceremos el entreno intentando acercarnos en los fines de semana a una etapa normal del Camino.
Cuidado con las bajadas, cansan más de lo que parece y castigan mucho las piernas. Se producen más lesiones en las bajadas que en las subidas.
En todo camino que se precie siempre hay tramos de bajada con peligro, bien por tener piedras sueltas o por ser terreno resbaladizo, ya sea por hierba, agua o barro. Siempre, siempre, utilizad el bastón como apoyo.
No olvidéis la preparación mental: hablar con vuestro cuerpo si hay dolor o lesión y si todo va bien, dejar andar al cuerpo a toda máquina y a la mente volar a mundos imposibles.
A todo esto, si tenéis tiempo, añadid algún otro ejercicio que complemente al caminar. Se me ocurre un poco de bicicleta, natación, flexiones o cualquier otro que os guste. El caso es ejercitar el tronco superior y mover el corazón.
Os propongo añadir un poco de dificultad, un poquito tan solo. A las dos horas diarias de caminar, vamos a ponerle una pizca de picante en forma de una subida y una bajada moderada, preferiblemente al final del recorrido.
Intentaremos mantener el ritmo ya sea en llano, en subida o en bajada.
Los fines de semana tres horas de caminata continuada a un ritmo de unos seis kilómetros a la hora. Los kilómetros semanales y mensuales no van a aumentar considerablemente, pero endureceremos el entreno intentando acercarnos en los fines de semana a una etapa normal del Camino.
Cuidado con las bajadas, cansan más de lo que parece y castigan mucho las piernas. Se producen más lesiones en las bajadas que en las subidas.
En todo camino que se precie siempre hay tramos de bajada con peligro, bien por tener piedras sueltas o por ser terreno resbaladizo, ya sea por hierba, agua o barro. Siempre, siempre, utilizad el bastón como apoyo.
No olvidéis la preparación mental: hablar con vuestro cuerpo si hay dolor o lesión y si todo va bien, dejar andar al cuerpo a toda máquina y a la mente volar a mundos imposibles.
A todo esto, si tenéis tiempo, añadid algún otro ejercicio que complemente al caminar. Se me ocurre un poco de bicicleta, natación, flexiones o cualquier otro que os guste. El caso es ejercitar el tronco superior y mover el corazón.
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