
Durante todo este tiempo he insistido en que nos preparemos para el sufrimiento, para los imponderables del Camino, en el espíritu de lucha y en la necesidad de tener la fuerza suficiente para superar las adversidades.

En este momento, no podría comenzar la aventura, de ninguna manera. En espera del resultado de las pruebas clínicas, continúo la preparación al ralentí.
Salgo todas la mañanas y camino lo que puedo. Algunos días nado en la piscina y procuro hacer una vida lo más próxima a la normalidad, con la esperanza de que los dolores desaparezcan y me permitan volar, como hace unas semanas.
Mientras tanto, continuaré con la organización de nuestro Camino, comenzando con la descripción detallada de las etapas y los consejos que se me vayan ocurriendo.
¡Buen Camino peregrinos!
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