Hoy se celebra tu festividad y me ha perecido oportuno romper una lanza por ti. No me parece justo que se te conozca por Santiago matamoros, que seas representado a caballo y con espada en mano sacudiendo mandobles a diestro y siniestro o cortando cabezas de moros a discreción.
Un hombre bueno, no digo ni siquiera santo, no puede ser violento y sanguinario. Un discípulo de Jesús que predicó el amor y la tolerancia no puede ir por la vida como un energúmeno racista e integrista.
Quiero pensar que tu imagen y recuerdo han sido utilizados por aquellos que llevan dentro y muy dentro todas esas cosas que no pueden ir contigo.
Si acaso me equivoco, Santiago, me lo dices y yo dejo de transitar tus caminos y de visitar tu ciudad. Te pongo en la galería de los horrores y de los horrendos y Santas Pascuas.
Como se que no me equivoco te felicito por tu santo.
¡Felicidades, señor Santiago!
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