miércoles, 30 de agosto de 2017

Camino 2017 desde mi interior. Planificación

                            Planificación




  En todos los caminos que he realizado hasta ahora he intentado llegar al inicio  con el camino ya terminado. 
   Sí, sí, terminado. Me explico.  Para mí llegar a la víspera de la salida con todos los recorridos sabidos, con las guías de las etapas confeccionadas, los alojamientos reservados y confirmados, los billetes de tren comprados,  los transportes de equipajes a punto, la información de interés cultural, gastronómico o geográfico sabida, el equipaje bien realizado y con las garantías mínimas de poder aguantar, física y mentalmente, el reto, supone tener realizado el camino.  
   Luego, tan solo hay que poner las piernas a funcionar y la mente a volar entre los árboles, a planear entre las nubes soñando en los imposibles, recordando los buenos momentos o llorando las ausencias.  
   La planificación del Camino de los Ruiz 2017 ha sido más intensa y trabajosa que otros años. Debido a las lesiones, al itinerario y a los participantes, ha habido que cuidar  los detalles al máximo. 
  Los alojamientos se reservaron en enero. Durante el resto de meses fue preciso hacer un seguimiento por si acaso surgía alguna oferta o algún  alojamiento mejor. 
  Hubo que contratar con tres transportistas de equipajes para que al final de cada etapa nos trasladara las maletas.
 Se realizaron trece guías de etapa para que sirvieran de información orientativa a los peregrinos.  Una de ellas, la etapa fantasma, fue diseñada especialmente para la ocasión, dado que se salía del  trazado habitual del Camino de Santiago.
  Este año también se ha ido publicando  un plan de preparación física y mental. Así como un a modo de decálogo con consejos para facilitar el camino a los peregrinos.
   Mientras se realizaban estas tareas se ha entrenado todo lo que se ha podido, una veces más y otras menos. Hemos tenido dos jornadas de preparación conjunta en Navaluenga, para calibrar el estado físico y que el nuevo peregrino se hiciera una idea de la naturaleza de la aventura que se disponía a emprender.
  En mayo se confirmaron todas las reservas, se imprimieron las guías y se sacaron los billetes de tren con destino a Irún.  El día 27 de mayo llegó sin darme cuenta y  con el Camino 2017 terminado, tan solo con la incertidumbre del estado físico y de cómo podrían responder nuestras piernas a doce duras etapas de unos veinticinco  km. diarios.

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