1895 es el año en que Julian, se hace cargo de la taberna pagando un alquiler de 600 pesetas al año. Es el comienzo de la dinastía Díaz, que hoy continúa en su cuarta generación a cargo de Malacatin.
El local contaba entonces con apenas un pozo, del que no se podía beber agua. Pero sin luz, ni agua corriente, comenzaron su aventura aprovechando los candiles de la calle y las lámparas de carburo.
El origen del nombre Malacatín se cree que fue debido a que en la primera mitad del siglo XX algunos mendigos se ganaban la vida tocando un instrumento en la calle y pedían limosna en las tabernas. Uno de estos guitarristas ambulantes pasaba a menudo por la taberna de los Díaz. Era ciego, tenía una guitarra lastimosa, medio rota, y sin nociones musicales trataba de tocar lo que podía. Así que empezaron a llamarle “Mal la toca”; de ese apodo pasaron a apocoparlo en Malatoca y Malacata.
Un día, el tabernero, cansado de escuchar su toque desafinado le recomendó tocar algo alegre y sencillo: “Tin TIn Tin, Malacatin, Tin tin” Y aquél sonido onomatopéyico derivado del apodo de Malacata, hizo gracia a los parroquianos que empezaron a llamar al ciego Malacatín.
Así que la gente comenzó a identificar la tarberna donde tocaba el ciego con el nombre, y se quedó con Malacatín, la taberna de Malacatín.
Un espacio típico con decoración propia de taberna de toros, al lado de la famosa plaza de Cascorro, en Lavapiés, junto a La Latina.
Ir a comer o a cenar a Malacatín es adentrarse en el mundo de las taberna tradicionales y los cafés de antes. En él se respira un ambiente único, en un espacio para 50 personas decorado con carteles taurinos.
Un espacio típico con decoración propia de taberna de toros, al lado de la famosa plaza de Cascorro, en Lavapiés, junto a La Latina.
Ir a comer o a cenar a Malacatín es adentrarse en el mundo de las taberna tradicionales y los cafés de antes. En él se respira un ambiente único, en un espacio para 50 personas decorado con carteles taurinos.
Esta taberna taurina y cañí está especializada en el plato señero madrileño: el delicioso cocido, amén de callos y tapas variadas.
El restaurante recomienda: Cocido, callos a la madrileña, 'pringá' de la casa, pisto manchego y morcilla de León con huevo.
Si os apetecen más unas tapas, no os perdáis sus castizas tapas de Madrid: Pisto manchego, Huevos en compañía, "Pringá" de la casa y Callos a la madrileña. Malacatin es el mejor lugar en Lavapiés para charlar entre amigos, tapear y tomar unas cervezas bien tiradas.
Si os apetecen más unas tapas, no os perdáis sus castizas tapas de Madrid: Pisto manchego, Huevos en compañía, "Pringá" de la casa y Callos a la madrileña. Malacatin es el mejor lugar en Lavapiés para charlar entre amigos, tapear y tomar unas cervezas bien tiradas.
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