El hombre está condenado a ser libre, ya que una vez en el mundo, es responsable de todos sus actos.
La muerte es la continuación de mi vida sin mí.
Hoy en día sabemos cómo se hace todo, excepto vivir.
La vida no es más que una pasión inútil.
Lo peor de que te mientan es saber que ni siquiera merecías la verdad.
La inexistencia yace oculta en el corazón de todo ser, como un gusano.
En el amor, uno y uno es igual a uno.
Si te sientes solo cuando estás solo, estás mal acompañado.
Tú eres tú, tu vida, y nada más.
Parece ser que todo lo que sé sobre mi vida lo he aprendido de los libros.
A lo largo de mi vida me he dado cuenta de que todos nuestros problemas provienen de nuestra incapacidad para utilizar un lenguaje claro y conciso.
Amor mío, tú no eres “una cosa en mi vida”, ni siquiera lo más importante, porque mi vida ya no me pertenece, porque mi vida eres tú.
Depende exclusivamente de ti darle sentido a tu vida.
El hombre es lo que decide ser por sí mismo.
Jean-Paul Sartre
Nacido el 21 de junio de 1905 en París, Francia, Jean-Paul Sartre fue un intelectual pionero y defensor del existencialismo que defendió las causas izquierdistas en Francia y en otros países.
Escribió varios libros, entre ellos el muy influyente El ser y la nada, y fue galardonado con el Premio Nobel en 1964, aunque lo rechazó, alegando que aceptarlo sería como ponerse al servicio de dicha institución.
Tuvo una relación con la notable intelectual Simone de Beauvoir. Juntos, Sartre y Beauvoir desafiaron las suposiciones culturales y sociales y las expectativas de sus crianzas, que consideraban burguesas, tanto en el estilo de vida como en el pensamiento.
Sus numerosas obras tuvieron y aún tienen una gran influencia sobre la sociología, el pensamiento crítico y los estudios literarios.
Tras una vida llena de acontecimientos importantes: su encarcelamiento durante la Segunda Guerra Mundial, su trabajo como profesor en el Lycée Condorcet (París), su encuentro con Fidel Castro y Che Guevara, su relación abierta con Simone de Beauvoir, etc.; su salud deterioró hasta tal punto que perdió la vista casi por completo en 1973. Siete años más tarde, Sartre sufriría un edema pulmonar que le costaría la vida.
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