A causa de un accidente que tuvo su madre durante el embarazo, María nació con una deformidad física en la columna, era jorobada. Por este motivo, padeció continuas burlas desde la infancia que le afectarán psicológicamente el resto de su vida. La pintura será su gran evasión.
Creció en un ambiente familiar culto, es su padre quien hace despertar su interés por el arte. En 1903 se trasladó a Madrid para comenzar su formación con los pintores Emilio Sala, Fernando Álvarez de Sotomayor y Manuel Benedito.
Tras obtener la Tercera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes con Los primeros pasos, la Diputación de Santander le concede una beca en 1909, para completar sus estudios en París. Allí recibió clases del pintor español Anglada Camarasa y de Kees van Dongen, que orientan su trabajo hacia la libertad del color y la expresión, alejándose de su formación académica española. Un ejemplo, es el cuadro Ninfas encadenando a Sileno, donde se aprecia la influencia de Anglada Camarasa.
En 1914, a causa del estallido de la Primera Guerra Mundial, regresa a Madrid. Asiste a la tertulia de Ramón Gómez de la Serna en el café Pombo y participa en la polémica exposición de Pintores íntegros organizada por éste. Después, se dedicará a la enseñanza como profesora de dibujo en Salamanca, hasta que en 1916, cuando finaliza la guerra, vuelve definitivamente a París.
De nuevo en la capital francesa, se relaciona con artistas como Juan Gris, Lipchitz, Metzinger, Diego Rivera, Picabia y Picasso, entablando una gran amistad con Juan Gris, quien ejercerá una profunda influencia sobre ella. Formó parte del grupo cubista parisino, asimiló sus presupuestos y desarrolló una pintura cubista introduciendo elementos personales, como es el tratamiento del color.
Poco a poco abandonará este estilo y se inclinará por la figuración. Se trata de una figuración en la que hay cierta influencia constructiva del cubismo. Se caracteriza por los colores dramáticos, dibujos duros y violentos contrastes. Son imágenes intimistas, expresivas, de personajes desvalidos.
En 1927, cuando muere Juan Gris, María Blanchard se recluye en sí misma y pierde el contacto con los demás artistas. Su salud empieza a deteriorarse, padece tuberculosis, pero no deja de pintar. Finalmente, muere en 1932.
Su obra.
Entre las obras de su primera etapa destaca La comulgante, de 1914. Del periodo cubista sobresalen Mujer con abanico (1916), Nature morte cubiste (1917), Composición cubista (1918) y Nature morte cubiste (1919).
En los años siguientes se producirá un cambio en su trayectoria evolucionando hacia la figuración. Representará escenas diarias de gran sentimiento, aunque son deudoras del cubismo desde el punto de vista compositivo. Algunos ejemplos son Madre e hijo (1921-1922), Niña orante (1923-26), El Niño del Espejo, Maternidad (1925) y La Gitana.
Creció en un ambiente familiar culto, es su padre quien hace despertar su interés por el arte. En 1903 se trasladó a Madrid para comenzar su formación con los pintores Emilio Sala, Fernando Álvarez de Sotomayor y Manuel Benedito.
Tras obtener la Tercera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes con Los primeros pasos, la Diputación de Santander le concede una beca en 1909, para completar sus estudios en París. Allí recibió clases del pintor español Anglada Camarasa y de Kees van Dongen, que orientan su trabajo hacia la libertad del color y la expresión, alejándose de su formación académica española. Un ejemplo, es el cuadro Ninfas encadenando a Sileno, donde se aprecia la influencia de Anglada Camarasa.
En 1914, a causa del estallido de la Primera Guerra Mundial, regresa a Madrid. Asiste a la tertulia de Ramón Gómez de la Serna en el café Pombo y participa en la polémica exposición de Pintores íntegros organizada por éste. Después, se dedicará a la enseñanza como profesora de dibujo en Salamanca, hasta que en 1916, cuando finaliza la guerra, vuelve definitivamente a París.
De nuevo en la capital francesa, se relaciona con artistas como Juan Gris, Lipchitz, Metzinger, Diego Rivera, Picabia y Picasso, entablando una gran amistad con Juan Gris, quien ejercerá una profunda influencia sobre ella. Formó parte del grupo cubista parisino, asimiló sus presupuestos y desarrolló una pintura cubista introduciendo elementos personales, como es el tratamiento del color.
Poco a poco abandonará este estilo y se inclinará por la figuración. Se trata de una figuración en la que hay cierta influencia constructiva del cubismo. Se caracteriza por los colores dramáticos, dibujos duros y violentos contrastes. Son imágenes intimistas, expresivas, de personajes desvalidos.
En 1927, cuando muere Juan Gris, María Blanchard se recluye en sí misma y pierde el contacto con los demás artistas. Su salud empieza a deteriorarse, padece tuberculosis, pero no deja de pintar. Finalmente, muere en 1932.
Su obra.
Entre las obras de su primera etapa destaca La comulgante, de 1914. Del periodo cubista sobresalen Mujer con abanico (1916), Nature morte cubiste (1917), Composición cubista (1918) y Nature morte cubiste (1919).
En los años siguientes se producirá un cambio en su trayectoria evolucionando hacia la figuración. Representará escenas diarias de gran sentimiento, aunque son deudoras del cubismo desde el punto de vista compositivo. Algunos ejemplos son Madre e hijo (1921-1922), Niña orante (1923-26), El Niño del Espejo, Maternidad (1925) y La Gitana.
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