En la plaza de Oriente frente al Palacio Real, flanqueando al monumento a Felipe IV y semi escondidas, como si quisieran ocultar su elegancia y sencillez, se encuentran dos fuentes gemelas.
Su discreta presencia aporta frescura y distinción al laberinto de setos que serpea por los jardines de la plaza de Oriente. En un alarde de atrevimiento, las he bautizado con el nombre de las gemelas. La verdad es que no he encontrado ninguna información sobre su origen ni sobre su denominación.
En el centro de un vaso cuadrado con los vértices achaflanados, se levanta una columna sencilla que soporta una bandeja con forma de concha cuyo centro se remata con una pieza helicoidal. De ella surge un chorro de agua que, en inicio brioso, cae sobre la bandeja y provoca el desbordamiento por sus cuatro flores laterales.
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