Durante la reconquista por parte de Berenguer d´Ent estos territorios, luchó Tanik como soldado a las órdenes de Zayaán. Alba, su amada, vivió junto a él momentos de mucha pasión en aquellos montes.
Al parecer, un día buscando cobijo de una tormenta, la joven pareja, Alba y Tanik, se refugiaron en una casa próxima al Barranco de la Hoz, donde vivía una bruja. Esta les dio cobijo y entablaron una conversación que les dejo sorprendidos, donde las palabras de la bruja al despedirse de la muchacha al cesar la lluvia fueron “hasta pronto, querida niña”.

Tras el encuentro varios años después, la bruja prometió devolver la vida a su amado si Alba seguía todas sus indicaciones y tomaba una pócima durante la Luna llena.
Alba debía subir a lo alto de la meseta de una de aquellas montañas, tomar una pócima entregada por la bruja a la que debería añadir, tres lágrimas derramadas por la amada, aquellas que Alba soltaba casi a diario por quedarse viuda.
Pero Alba no siguió al pie de la letra todo lo que la bruja le contó. Resulta que cuando llegó la Luna llena, la joven subió a lo alto de la Sierra de las Cabrillas, derramando tres lágrimas sobre la pócima y bebiendo el brebaje cuando la Luna reflejaba en este.
Ahora bien la bruja también dijo que tras alejarse del lugar no mirase a la Luna, cosa que Alba no cumplió. Quedando petrificada por los rayos lunares que iluminaban la noche.
Alba pasó a convertirse en un peñasco más de los montes cercanos a la Marjana.
Cuentan los lugareños y las gentes que pasan por allí, que en las noches de Luna llena todavía pueden escucharse los gemidos de tristeza de Alba.
Recomiendan, no mirar a la Luna en noches así. No fuera ser que pasaran a formar parte del este bello paraje.
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