Abderramán III en uno de sus viajes a Granada, se enamora perdidamente de una joven de nombre Azahara. La joven fue llevada a Córdoba y se convierte en la preferida del harén de Abderraman.
Como demostración de amor, el califa ordena la construcción de una ciudad palatina Medina Azahara y para ello contrata a los mejores arquitectos y artesanos, compra los materiales más preciados, maderas, mármoles, azulejos; manda construir hermosos jardines con flores y plantas traídas desde todos los rincones del mundo, los puebla con hermosos pájaros y manda que en ellos creciesen árboles de exóticos frutos.
Telas y muebles, comprados a los mercaderes más prestigiosos adornaban las estancias de la favorita y amada, todo lo hace por su amor, Azahara. No obstante, nada de esto, parece contentar a bella dama Azahara que día tras día, Abderramán la ve llorando en la Medina.
El califa pregunta por el motivo de su tristeza y qué debe hacer para contentarla, Azahara le responde que a su tristeza El Califa no puede ponerle remedio pues llora por no poder contemplar la nieve de Sierra Nevada, a lo que él responde:
“Yo haré que nieve para ti en Córdoba”
Inmediatamente manda talar un bosque situado frente a La Medina y replantarlo de almendros muy juntos unos de otros y cada primavera, cuando los almendros abren su flor blanca, la nieve aparece en Córdoba sólo para su amada Azahara, que no volverá a llorar.
Como demostración de amor, el califa ordena la construcción de una ciudad palatina Medina Azahara y para ello contrata a los mejores arquitectos y artesanos, compra los materiales más preciados, maderas, mármoles, azulejos; manda construir hermosos jardines con flores y plantas traídas desde todos los rincones del mundo, los puebla con hermosos pájaros y manda que en ellos creciesen árboles de exóticos frutos.
Telas y muebles, comprados a los mercaderes más prestigiosos adornaban las estancias de la favorita y amada, todo lo hace por su amor, Azahara. No obstante, nada de esto, parece contentar a bella dama Azahara que día tras día, Abderramán la ve llorando en la Medina.
El califa pregunta por el motivo de su tristeza y qué debe hacer para contentarla, Azahara le responde que a su tristeza El Califa no puede ponerle remedio pues llora por no poder contemplar la nieve de Sierra Nevada, a lo que él responde:
“Yo haré que nieve para ti en Córdoba”
Inmediatamente manda talar un bosque situado frente a La Medina y replantarlo de almendros muy juntos unos de otros y cada primavera, cuando los almendros abren su flor blanca, la nieve aparece en Córdoba sólo para su amada Azahara, que no volverá a llorar.
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