Cuenta la leyenda que la campana de Velilla del Ebro, la misma de la que hablamos hace unos días en la sección de campanas, había llegado por el mar Mediterráneo flotando hasta la costa levantina, donde se había visto primera vez en las costas de Tortosa. Subió por el Ebro a contracorriente, aguas hacia arriba, con dos velas encendidas encima, parándose en Velilla, donde los habitantes se convencieron de que estaba destinada para ellos.
Bajaron al río a recibirla, pero cuando alguien trataba de sacarla del agua, no la podían asir, porque cada vez se hundía en el Ebro. Finalmente, se decidió que dos muchachas vírgenes del pueblo tratasen de sacarla y cuando sus dedos tocaron la campana, esta salió del agua por sí sola. Entonces los vilillenses la trasladaron al campanario de la ermita.
La leyenda cuenta también que dicha campana tiene o tenía la propiedad de sonar por sí sola anunciando desgracias, sin ninguna mano humana que la tocase. Era pues una campana agorera.
Las veces que ha sonado por sí sola, según la leyenda o los notarios, han sido:
711, justo antes de la invasión musulmana de la península Ibérica.
en 1435 en la Batalla de Ponza, la mayor derrota naval de la Corona de Aragón, donde el rey Alfonso V y sus hermanos fueron capturados por los genoveses, aunque después avisó de nuevo cuando Alfonso V fue liberado.
Sonó también con las muertes de Pedro de Arbués, inquisidor general de Aragón, asesinado en la Catedral, en 1435
La muerte de Fernando el Católico en 1516, de Carlos I en 1558, de la Emperatriz Isabel y
la muerte del rey Sebastián de Portugal.
El último toque fue en 1686.
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