Nacio en Ruan el 12 de diciembre de 1821 y murió en Croisset el 8 de mayo de 1880. Es considerado uno de los mejores novelistas occidentales y es conocido principalmente por su novela Madame Bovary, y por su escrupulosa devoción a su arte y su estilo, cuyo mejor ejemplo fue su interminable búsqueda de le mot juste (la palabra exacta).
Desde muy pequeña sintió uno de esos amores que tienen a la vez la pureza de una religión y la violencia de una necesidad.
Ten cuidado con tus sueños: son la sirena de las almas. Ella canta. Nos llama. La seguimos y jamás retornamos.
En su deseo se confundían las sensualidades del lujo con las alegrías del corazón, la elegancia de las costumbres con las delicadezas del sentimiento...
Un alma se mide por las dimensiones de sus deseos, como se juzga una catedral por la altura de sus campanarios.
Hay hombres que solo tienen por misión entre los demás la de servir de intermediarios; se pasa por ellos como sobre puentes y se va más lejos.
Amo mi trabajo con un amor fanático y pervertido, como un asceta el cilicio que le rasca el vientre.
A los ídolos es mejor no tocarlos: algo de su dorada capa se queda inexorablemente entre los dedos.
La dependencia voluntaria es el mas bello de los estados, y ¡como seria posible sin amor!
Amad el arte, entre todas las mentiras es la menos mentirosa.
Nunca estuvo tan bella como en aquella época. Tenía esa indefinible belleza derivada de la alegría, del entusiasmo, del éxito, y que no es otra cosa, a fin de cuentas, que la resultante de esa feliz armonía entre el carácter y las circunstancias.
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