El alcalde en general, ya sea de aldea, pueblo, villa o ciudad, debe ser una persona con un único objetivo en el desempeño de su cargo.
Hacer la vida lo más fácil y agradable a sus conciudadanos. El refranero indica que lo normal en este país es que no sea así o al menos no sea el único objetivo.
A las cosas menudas, el alguacil acuda; a las cosas grandes, el señor alcalde.
Alcalde cruel, nadie dice bien de él.
Alcalde de aldea yo no lo sea.
Alcalde de monterilla. ¡Ay del que por su acera pilla!
Alcalde tonto, sentencia pronto.
Alcalde de aldea, sease quien quiera.
Alcalde ni de balde.
Aun no es alcalde y ya quiere comer de balde.
De alcalde a verdugo, ved como subo.
El alcalde de mi pueblo me lo enseñó: quítate de en medio que me pongo yo.
El alcalde de mi pueblo me lo enseñó: quítate de en medio que me pongo yo.
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