Dice la leyenda que allá por el año 841 tuvo lugar uno de los eventos más importantes para Santiago.
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"Un anacoreta de nombre Pelayo paseaba en las proximidades de una antigua necrópolis romana cuando unas estrellas, que brillaban más que el resto, llamaron su atención. Pelayo se percató de que estas estrellas iluminaban un lugar oculto entre las zarzas entre las que asomaba una antigua construcción funeraria que destaca por su sencillez. Estupefacto y algo asombrado por el acontecimiento decidió caminar los dieciocho kilómetros que lo separaban de su sede episcopal - Iria flavia - y contar lo sucedido a su obispo.
Santiago el "Mayor" había predicado por tierras hispanas y en concreto por Galicia y Asturias. En el año 44 decidió regresar a Jerusalén con algunos de sus discípulos pero una vez allí fue mandado decapitar por Herodes Agripa. Sus discípulos decidieron ocultar su cuerpo, embalsamarlo y trasladarlo a España desde Jerusalén para darle una sepultura digna. Tras una larga travesía llegaron a las costas de Galicia y decidieron pedir ayuda a la pagana Reina Lupa para que les ayudase con el cuerpo.
Ella, sin embargo, urdió todo tipo de artimañas para deshacerse de ellos e incluso envió un grupo de soldados para acabar con ellos. El contingente de la reina murió ahogado en el río Tambre mientras perseguía a los discípulos de Santiago y la reina, sorprendida por tal hecho, decidió ayudar a estos hombres concediéndoles un carro con bueyes.
Ella, sin embargo, urdió todo tipo de artimañas para deshacerse de ellos e incluso envió un grupo de soldados para acabar con ellos. El contingente de la reina murió ahogado en el río Tambre mientras perseguía a los discípulos de Santiago y la reina, sorprendida por tal hecho, decidió ayudar a estos hombres concediéndoles un carro con bueyes.
La reina ofreció protección a los hombres y todos acordaron que donde se detuviesen los toros, allí sería enterrado el Apóstol. "
Cuando el anacoreta Pelayo emprendió el camino hacia Iria Flavia poco sabía él que era el mísmisimo Santiago el Mayor a quien acababa de encontrar.
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