“Si las lágrimas son efecto de la sensibilidad del corazón, ¡desdichado de aquel que no es capaz de derramarlas!”
“El verdadero honor es el que resulta del ejercicio de la virtud y del cumplimiento de los propios deberes.”
“Los manantiales de la abundancia no están en las plazas, sino en los campos; sólo puede abrirlos la libertad y dirigirlos a los puntos donde los llama el interés.”
“Sigo la santa y justa causa que sigue mi patria y que todos hemos jurado defender.”
“Admiro a quien defiende la verdad y se sacrifica por sus ideas, pero no a quienes sacrifican a otros por sus ideas.”
“Puedo yo haber sido desgraciado en amigos; puede haberme privado la desgracia de los que tuve en prosperidad ; pero yo no emanciparé a ninguno a quien no vea de espalda vuelta; y cuando todos me abandonaran, más gozaría mi corazón en el sentimiento de haberles sido fiel, que sufriría en el de su infidelidad.”

“¡Ay, dichoso el mortal, de cuyos ojos
un pronto desengaño corrió el velo
de la ciega ilusión!”
“¿Por qué no esperaremos mucho de esta vigilante Providencia, que mientras deja destruir cuida, por medios ignorados y no previstos, de edificar y reparar?”
“No ha menester (el pueblo) que el Gobierno lo divierta, pero si que lo deje divertirse.”

Después de licenciarse ocupó en 1767 la plaza de magistrado de la Real Audiencia de Sevilla. Allí fue alcalde del crimen y oidor en 1774. En 1775 fue uno de los promotores de la Sociedad Patriótica Sevillana, de la que fue secretario de artes y oficios.
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