En Ibiza 38, casi metidos en el parque del Retiro, se hizo realidad en el año 2014 una vocación oculta desde hacia mucho tiempo. La taberna Pedraza con Carmen Carro, en la cocina, y Santiago Pedraza, en sala, nos hacen viajar por España a través del paladar.
La sencillez es una cualidad muy tenida en cuenta en este local. La sencillez unida a la calidad en el producto, y las manos de Carmen hacen el resto, es difícil no sucumbir a las croquetas caseras, a los conocidos “felinos” de la cocinera, unos tigres hechos además con gambas, o al sabor inconfundible de esa tortilla de Betanzos.
Su carta –en la que destacan una frase de Gaudí: “La originalidad consiste en volver al origen”-, Carro mantuvo sus esencias. Lo hizo en forma de fluidas tortillas de Betanzos, sabrosas carnes cocinadas a su parrilla de carbón; pisto con huevos fritos de gallina de corral; croquetas de jamón o de pollo frito; trigres; ensaladilla rusa de Carmen; cecina de vaca vieja, con 24 meses de curación; flores de alcachofa…
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