miércoles, 2 de enero de 2019

Mujeres olvidadas. Pilar Montaner


    Nació en 1876 en Plama de Mallorca  en el seno de una familia noble y acomodada.  Su padre la envió al internado de Nuestra Señora de Loreto en Madrid, donde recibió sus primeras lecciones de dibujo y pintura.
   De vuelta a Mallorca, Pilar se casó en 1896 con Juan Sureda Bimet, joven abogado e intelectual que acabaría convirtiéndose en uno de los mecenas más generosos del país. Apoyó a su esposa en la carrera artística y contrató los servicios de dos pintores muy conocidos en Mallorca: Antonio Ribas Oliver y Ricardo Anckerman. De esa época son cuadros tales como los retratos Madò Calafata (1899) y el paisaje Tramuntana (1899). Continuaría su formación entre 1901 y 1904 con Joaquín Sorolla en Madrid, donde estudio con el maestro valenciano.
  Su vinculación con la burguesía intelectual, le permitió hacer una obra independiente y relacionarse con intelectuales de la época residentes o visitantes de Mallorca. La residencia principal de la familia Sureda-Montaner se convertiría en un hervidero cultural en el que pasarían largas temporadas Rubén Darío, Unamuno, Osvaldo Bazil, Azorín, Jorge Guillén o Eugenio D’Ors, y donde se daban cita los pintores Santiago Rusiñol, John Singer Sargent, Joaquín Sorolla, Anglada Camarasa, Antoni Gelabert, Tito Cittadini, Joaquín Mir o Joan Fuster Bonnin. Muchos de estos insignes huéspedes e invitados acabarían formando parte, junto a Pilar Montaner, de la Cofradía de la Belleza, un extravagante grupo de excursionistas.
En 1906, Montaner mantiene una larga estancia en Madrid acompañada de su amigo, el pintor Antoni Gelabert con objeto de ampliar sus estudios en la Academia de Bellas Artes, visitar museos y participar en la Exposición de Bellas Artes.
        A partir de 1915, la pintura de Pilar Montaner daría un nuevo giro. A esta etapa (1913-1922) pertenece la serie de grandes óleos con los olivos mallorquines como tema central. Pilar Montaner llevó a cabo numerosas exposiciones a lo largo de su vida, y recibió premios y reconocimiento, pero sólo de forma ocasional decidió vender sus cuadros.



Pilar  falleció  en  Valldemossa en el año 1961,   fue una mujer avanzada a su tiempo, una artista que, a pesar de haber sido madre de catorce hijos, no dejó de dedicarse nunca a su pasión: pintar.  Fue una de las pocas mujeres de la época que se pudo dedicar a la pintura de forma profesional, y su obra se expuso en las principales galerías de Madrid y Barcelona

No hay comentarios:

Publicar un comentario