sábado, 2 de marzo de 2019

Mujeres olvidadas. Emilia Serrano

Resultado de imagen de imagen de emilia serrano   Emilia Serrano nació en 1833 en Granada. Hija de un notario monárquico y de muy buena posición, sus padres se trasladaron a París, donde Emilia se educó en el muy elitista Colegio del Sagrado Corazón, en el que sus compañeras le llamaban Madame Minerve, por su desmedida afición a la lectura.
  Emilia fue poetisa, traductora, novelista, ensayista, biógrafa, periodista, activista de los derechos de las mujeres, gran viajera y autora de guías y libros de viajes, como este insólito América y sus mujeres, fruto de sus seis recorridos por el continente hispanoamericano a lo largo de varias décadas.
   El dinero y el ambiente cultural en la casa de sus padres puede explicar la personalidad de Emilia, pero sólo en parte. Con sólo 15 años, Emilia se casó con un aristócrata inglés, el barón de Wilson, que resultó ser un caballero con las mismas inquietudes culturales y viajeras. El noble barón murió a los dos años de la boda, y Emilia se quedó viuda y madre de una niña delicada, Margarita Aurora, que moriría, a su vez, a la edad de cuatro años. Emilia, sin marido y sin hija, tenía sólo 19 años y, tirando de su sólida formación, decidió emprender su programa como escritora y viajera.
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  Esta mujer que hablaba y traducía el francés, el italiano y el inglés y que, antes de cumplir los 20, había viajado por media Europa y era, como ella misma cuenta, una entusiasta de Balzac, Goethe y Schiller, amén de amiga, por las relaciones de su padre, de personajes políticos como O'Donnell, Prim y la mismísima reina Isabel II, de quien el notario granadino era devoto servidor.
   Antes de su primer viaje, Emilia Serrano ya era una escritora conocida y de éxito. Había publicado artículos, libros de poesía religiosa, novelas y guías viajeras, y había tenido un formidable superventas, a ambos lados del Atlántico, con El almacén de señoritas (1860), un manual de consejos y recomendaciones para mujeres jóvenes. Emilia Serrano peleó para que las mujeres fueran más libres y entraran en la modernidad desde sus convicciones conservadoras y católicas. Esto significa que todas sus propuestas y batallas por la educación de la mujer, por su instrucción intelectual y por su papel en la vida profesional, cultural y política siempre fueron compatibles con la exaltación de las funciones de las mujeres como esposas y madres. 
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  Emilia Serrano recorrió durante años y años -en barco, en ferrocarril, en mula, en canoa, a caballo, en carruaje, como hiciera falta- Brasil, Uruguay, Argentina, Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia, México, Venezuela, Chile, Panamá, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Canadá, Estados Unidos...  consignando en su libro sus encuentros con los hombres y, sobre todo, con las mujeres más importantes de todos esos países. También con los indígenas y campesinos. Dejó constancia de las costumbres, industrias, edificios, monumentos, vegetación, alimentación, paisajes, fauna, transportes, etnias, historia, pensamiento, tendencias; en fin, dejó un material impresionante para entender y conocer el pasado y el presente de aquella América republicana y recién independizada, que Emilia Serrano admitió, admiró e imaginó siempre en comunión con España. Un libro insustituible.
   Emilia Serrano, baronesa de Wilson -como firmara éste y otros de sus más de 30 libros-, murió en Barcelona, colmada de honores y distinciones, en 1922, tras no haber parado quieta un solo instante.    Ninguna de sus obras estrictamente literarias goza ahora de consideración.

Nota: Información tomada e un artículo del diario El Mundo. 

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