jueves, 8 de agosto de 2019

Leyendas y lugares. Santa Eulalia y sus nieblas

Santa Eulalia de Mérida, catedral de Mérida.jpg   Eulalia nació en Emérita Augusta alrededor del año 292 en el seno de una familia acomodada, hija del senador romano Liberio y cristiana como su toda su familia.
   Cuando Eulalia cumplió los 12 años se proclamó un decreto  del emperador Diocleciano que prohibía el culto a Jesús y obligaba al culto y adoración a los dioses oficiales. 
    La joven muy cercana a la religión fue trasladada por sus padres  al campo con el objetivo de evitar problemas. Pero el 10 de diciembre del año 304, Eulalia se escapó de casa y se presentó ante la magistratura romana de Emérita Augusta dispuesta a protestar por lo injusto que consideraba este decreto. La joven se plantó frente al gobernador Aurelius Ursinusy se quejó de unas leyes que no podían ser obedecidas por los cristianos. En un principio el gobernador, pensando que no se trataba más que de una niña caprichosa, intentó convencerla con regalos y promesas para que cambiara de opinión, pero visto que no conseguiría nada por ese camino le mostró los instrumentos de tortura a los que se podía enfrentar si no obedecía la ley del emperador.
Aurelius le dijo a Eulalia:

Resultado de imagen de imagen santa eulalia de meridaDe todos estos sufrimientos te librarás si le ofreces este pan a los dioses, y les quemas este poquito de incienso en sus altares 

   Eulalia tomó el pan lanzándolo lejos, arrojó por el suelo el incienso y exclamó con gallardía:

¡Al sólo Dios del cielo adoro, a Él únicamente le ofreceré sacrificios y le quemaré incienso. Y a nadie más! 

Colmada la paciencia del gobernador, muy enojado mandó torturarla:

Encended unas candelas y aplicádselas sobre las rodillas. Desgarrad sus vestidos y destrozad sus pechos. Haced lo que sea, pero que una niña no se pueda reír de nosotros 

  Los soldados romanos golpearon su cuerpo sin descanso, la azotaron con varillas de hierro, vertieron sobre ella aceite hirviendo y sobre sus heridas colocaron sal y antorchas encendidas. La arrastraron desnuda y herida por las calles de Emérita Augusta, pretendiendo así ridiculizar su virginidad, pero quiso Dios salir a escena y extendió una densa niebla por toda la ciudad mientras Eulalia era paseada desnuda. Los emeritenses no podían reprimir sus gritos de horror ¿Qué podría haber hecho esa niña para merecer tan cruel castigo?
    Herida de muerte por las quemaduras y heridas que sufre su cuerpo, fue conducida al Foro donde es enjuiciada y se la sentencia a la pena capital. Muere crucificada sobre un madero o en un horno de cal, según la versión. Tras su muerte, la tarde comenzó a volverse gris y oscura y empezó a caer sobre Mérida una copiosa nevada. Cuenta el poeta Prudencio en el siglo IV, que al morir la joven una hermosa paloma blanca salió de su cuerpo y voló hasta el cielo, sus verdugos, llenos de pavor, salieron huyendo. Su cuerpo inmóvil nadie quiso amortajarlo, la nieve fue la mortaja que le mandó Dios y que Roma le negó. La nevada cubrió su cadáver durante varios días hasta que un grupo de ciudadanos cristianos le dieron honrosa sepultura.
Resultado de imagen de imagen santa eulalia de merida    En el lugar en que fue ejecutada se erigió un martyrium y sobre él fue mandada construir por el obispo San Fidel de Mérida en 560 una basílica. En el atrio de la actual Basílica se conserva el famoso “hornito”, construido en el siglo XVII sobre los restos de lo que fuera un antiguo templo romano dedicado al dios Marte. Se cuenta que en este lugar fue martirizada Eulalia y aquí descansa su cuerpo.
   Desde entonces y todos los años, los días cercanos a su festividad, 10 de diciembre, una espesa bruma se extiende sobre la antigua Emérita Augusta, son “Las nieblas de la Mártir”.

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