jueves, 8 de agosto de 2019

Estatuas de Madrid. El Vecino Curioso de la Calle Almudena.

Estatuas urbanas de Madrid. Compañeros solitarios pero eternos de nuestras calles.   En  la esquina entre Mayor y Almudena, se encuentra uno de los rincones más desconocidos para los madrileños, pero que el turista no suele pasar por alto debido a la atracción que genera la estatua urbana que se encuentra situada en este rincón y que, ciertamente, es una de las más conocidas, fotografiada y manoseada  de la ciudad.
  La estatua urbana es obra de Salvador Fernández Oliva, y se llama «El Vecino Curioso», el cual se encuentra apoyado sobre la barandilla que protege los restos arqueológicos bajo la cristalera. No, no está viendo obras, sino admirando pensativo y curioso las ruinas de nuestro pasado… De hecho, nuestro vecino curioso es el auténtico centro de atención aquí.

Estatuas urbanas de Madrid. Compañeros solitarios pero eternos de nuestras calles.   El escultor creó la estatua para su colocación en 1999 una vez se finalizaron las obras de rehabilitación, usó para la misma como modelo a Carlos Mc-Lean, amigo del artista.  Una vez concluida la llamó “ El vecino curioso”.
 Hombre alto, maduro, corpulento, de facciones graves y serias, zapatos, pantalón, jersey, y gorra… Y ahí se encuentra; mirando cara a cara a la historia, mirando cara a cara el paso del tiempo. 
   Nuestro vecino curioso observa día y noche, sin descanso las ruinas del ábside del que fue el templo más antiguo de Madrid: la Iglesia de Santa María de la Almudena. De origen incierto, se cree que databa del s. XI y se encontraba situada entre los antiguos trazados de las calles Mayor y Almudena, en el espacio anteriormente ocupado por la más importante mezquita del Mayrit musulmán y junto al antiguo alcázar. La iglesia se conoce gracias a numerosas descripciones, dibujos y grabados, y a pesar de sus múltiples reformas y ampliaciones, donde encontrábamos arte mudéjar, barroco o neoclásico.
Estatuas urbanas de Madrid. Compañeros solitarios pero eternos de nuestras calles.    En 1861, se aprueba el proyecto para abrir y ampliar la calle Mayor, y la calle Bailén hasta la Iglesia de San Francisco el Grande, algo que implicaba el derribo de un importante número de edificaciones en la zona, incluyendo la presente. Así por desgracia, en 1868 la iglesia fue derruida, no sin antes sacar casi todo su patrimonio (que fue repartido entre distintas iglesias y conventos), pero perdiéndose con ella gran parte de la historia de Madrid. De hecho, no podemos obviar que hay teorías (en base a distintos historiadores y lápidas encontradas a principios del s. XVIII, que ya existía anteriormente un primitivo templo visigodo en el s. VII :O).
     Así fue hasta 1995, cuando de nuevo diversas obras en la calle Mayor, en este caso de peatonalización, dejaron al descubierto las ruinas del ábside de la Iglesia de Santa María de la Almudena. Obviamente, habían de ser preservadas.
Estatuas urbanas de Madrid. Compañeros solitarios pero eternos de nuestras calles.   En 1999, las ruinas se restauraron y se preservaron bajo una cristalera, para la visualización y disfrute de todos los transeúntes, pudiendo así visualizar una pequeña parte de la importantísima historia de Madrid. Igualmente, se colocó una pequeña placa y maqueta, para que todo visitante que se acerque pueda saber de qué son las ruinas y cómo era la construcción antes de su destrucción.
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario