El lenguaje del pueblo pone los versos en diminutivo. Nada tan incitante para la confidencia y el amor
¡Qué trabajo nos cuesta traspasar los umbrales de todas las puertas!
Oye, hijo mío, el silencio. Es un silencio ondulado, un silencio donde resbalan valles y ecos y que inclina las frentes hacia el suelo
Cada minuto, cada persona, cada actitud puede ser el germen de una obra dramática. Cada criatura que nos tropezamos va pasando a través de su vida por climas dramáticos diferentes, en combinación infinita hasta su última escena en que se tiende para morir
La nieve del alma tiene copos de besos y escenas que se hundieron en la sombra o en la luz del que las piensa
¡No me mires más! Si quieres te daré mis ojos, que son frescos, y mis espaldas para que te compongas la joroba que tienes
Si la esperanza se apaga y la Babel se comienza, ¿qué antorcha iluminará los caminos en la Tierra?
¡Es tan triste la vida en el cementerio! ¡Rana, empieza tu cantar!
Quiero dormir un rato, un rato, un minuto, un siglo; pero que todos sepan que no he muerto; que hay un establo de oro en mis labios; que soy un pequeño amigo del viento del Oeste; que soy la sombra inmensa de mis lágrimas
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