jueves, 10 de diciembre de 2020

Mujeres olvidadas. Fermina Orduña Orguña

 
De Fermina Orduña, tan solo se sabe que vivió en Madrid en el siglo XIX y que en 1865, se convirtió en la primera mujer en registrar un invento en España. 
  Por aquel entonces las patentes se denominaban “privilegios de invención”; Fermina obtuvo el suyo, por cinco años, el 20 de mayo de aquel año.
  Se conoce este dato porque, el lunes 20 de julio de 1868, La Gaceta de Madrid publicaba la relación de los «privilegios de invención e introducción concedidos por S. M. desde el mes de enero de 1865 a septiembre de 1867», por orden de la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio. En la página 10 constaba el concedido a “Doña Fermina Orduña, de Madrid, invención por Real Cédula de 20 de mayo de 1865: Sistema para expender la leche de burras, vacas y cabras”.
   El invento de Fermina se llamaba Carruaje para caballerizas para la conducción higiénica de las burras, vacas o cabras de leche para la expedición pública.
  Este vehículo no era un simple carro para transportar la leche, sino un carruaje para trasladar al ganado lechero. En aquella época la leche se adquiría sin tratamiento previo para su consumo, aunque se sabía que no era conveniente dejar pasar demasiado tiempo desde el ordeñado hasta su consumo. El invento de Fermina pretendía minimizar ese tiempo transcurrido desde el ordeño hasta su venta. Se trataba de ganar en higiene y, por lo tanto, en salud.
   El carro estaba cerrado y el número de caballos que lo movía dependía de la cantidad de ganado lechero transportado. El carruaje constaba de una cabina con pienso de grano seco para asegurar la buena alimentación del ganado y evitar que ingiriera forraje nocivo para la lactancia. También tenía un envase de agua caliente para conservar la leche a temperatura natural durante veinte minutos. Por último, incorporaba una caldera para mantener la temperatura del agua y una campana para avisar a la clientela.
   La propuesta de Fermina pretendía ofrecer un producto de calidad. Lo hacía mediante el buen trato del ganado, correctamente transportado y alimentado, lo que permitía reponer la leche cuando fuera necesario. También ayudaba la distribución rápida e higiénica desde el ordeño hasta el consumo.
   
En resumen, el invento ofrecía leche fresca, en buen estado, de calidad y a domicilio. Tras ordeñar a los animales, la leche se introducía en un vaso de cristal que se cerraba de manera hermética. Por último, se sumergía en el envase de agua caliente para conservarlo a la temperatura de la ubre.
  Esta pionera y emprendedora ha dado nombre a los Premios “Fermina Orduña” a la Innovación Tecnológica, convocados por la Consejería de Educación e Investigación de la Comunidad de Madrid.


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