martes, 19 de enero de 2021

Leyendas y lugares. El Monasterio de El Escorial, una puerta al infierno.

 

   Según una leyenda medieval, Lucifer vivió en una cueva situada a los pies del Monte Abantos, justo los días entre la expulsión de las cortes celestiales y su destierro al infierno. En esos días, el ángel rebelde comenzó su andadura por toda la tierra donde creó siete puertas para acceder a las tinieblas. Una de ellas estaría en San Lorenzo de El Escorial.

   Al parecer Felipe II no era ajeno a esta leyenda. Siguiendo el relato del cronista oficial del edificio, el padre Jerónimo fray José de Sigüenza, el Rey convocó a una comisión de expertos para decidir el lugar más propicio para la construcción. En este grupo de sabios había «filósofos, arquitectos, canteros experimentados y teólogos», quienes advirtieron al Monarca de las leyendas sobre la supuesta presencia del Diablo en la zona. No en vano, el secretario real Pedro del Hoyo –principal responsable del interés de Felipe II por la alquimia y otras ciencias de dudosa base– se desplazó al lugar para la decisión definitiva el 14 de noviembre de 1561. Según la crónica del padre Sigüenza, el grupo de expertos fue asaltado por un fuerte viento, casi huracanado, que «no les dejaba llegar hasta el sitio, y arrancó las bardas de la pared de una viñuela que fueron directos hacia sus rostros». Un fenómeno que, interpretaba el fraile, era una respuesta de origen demoniaco con la intención de persuadir al Rey de que situara allí una estructura religiosa.

 El Rey mandó comenzar la construcción del monasterio en 1562 y encomendó las tierras a los monjes jerónimos. El Monarca se había trasladado a vivir al edificio muchos años antes, pero no es hasta 1586 cuando concluyó definitivamente la Real Basílica, poniendo punto y final a la obra y dejando sellada la posible puerta del infierno.

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