La fuente se encarga para los Jardines de Aranjuez al arquitecto Isidro Gónzalez Velazquez y las esculturas, en arte neoclásico, a Juan Adán. Los trabajos se inician bajo el mandato de Carlos IV y ya en 1807 están prácticamente terminados, pero no es hasta 1827 cuando se instala frente al puerta principal del Parterre, sustituyendo a otra fuente dedicada al Tajo.
La fuente representa el penúltimo trabajo de Hércules, héroe griego por excelencia. Enloquecido por Juno, dio muerte a sus hijos y se puso al servicio del Rey de Micenas, que como penitencia le ordenó realizar doce trabajos, imposibles para un simple mortal.
Consta de tres grupos escultóricos dentro de un mismo estanque. El grupo central culmina en la escultura de Hércules y Anteo y está formado por un tronco de columna estriada apoyada en un tejadillo de cuatro vertientes; en este figuran Hércules niño atacado por dos serpientes y los atributos del héroe, como la maza, el arco con carcaj y la corona de laurel.
Debajo del tejadillo, cuatro fachadas simulando un habitáculo, con mascarones y guirnaldas, y en la base de todo el conjunto un roquedal, en el que se representan varias gestas de Hércules a través de los animales o monstruos que mató: la cierva de Cerinea, el can Cerbero, el jabalí de Erimanto, el león de Nemea y el toro de Creta, además de la representación de otros seres, como sirenas y una quimera. Los dos grupos laterales representan las columnas de Hércules, Calpe y Ávila, sobre unos peñascos. En cada una aparece la inscripción Non plus ultra, y un dragón que mira hacia el centro del estanque.
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