El edificio fue proyectado por Francisco Sabatini por orden de Carlos III, que deseaba edificar en los aledaños del Palacio Real una residencia digna para su secretario de estado, el marqués de Grimaldi.
El nuevo palacio se construyó entre 1776 y 1782 en el espacio situado entre el Colegio de Doña María de Aragón (actual Senado) y la proyectada Calle Nueva (actual calle Bailén). A pesar de dar el nombre popular al edificio, el marqués de Grimaldi no fue el primero en habitar el Palacio de los Secretarios de Estado, sino su sucesor el conde de Floridablanca en 1782.
En 1792, tras la caída en desgracia de Floridablanca, Carlos IV decidió ofrecer el palacio a su favorito, el político Manuel Godoy. Tal ofrecimiento se hizo a cambio de la permuta de unas casas situadas cerca de la iglesia de San Marcos.
Godoy mandó reformar el palacio en dos ocasiones: la primera, de 1800 a 1801, cuando se adquirieron nuevas propiedades aledañas para ampliar las caballerizas y los edificios del servicio y la segunda, de 1804 a 1805 cuando el palacio fue suntuosamente redecorado.
En 1807, Godoy vendió su antiguo palacio al Almirantazgo. Con la entrada del mariscal Murat a Madrid, el general francés se aloja en la antigua residencia de Godoy. Allí permaneció durante el Dos de Mayo, cuyos disturbios empezaron a pocos metros del palacio.
Tras la partida de Murat en julio de 1808, en el palacio se alojó el general Savary y al general Jourdan. Durante ese periodo el palacio sufrió numerosos robos de cuadros, objetos de arte, vajillas y tapices. Entre los cuadros substraídos cabe destacar La educación de Cupido de Corregio, que Murat se llevó a Nápoles. Años más tarde su viuda lo vendió al marqués de Londonderry y actualmente está en la National Gallery de Londres.
En 1814 se instalaron en el palacio diversas oficinas y comisiones de las Cortes, que tenían su sede en el vecino Colegio de Doña María de Aragón (actual Senado). Tal ocupación fue efímera, dada la reimplantación del absolutismo por Fernando VII.
En 1819 el palacio se convirtió en la sede de la Real Biblioteca, siendo inaugurada el 14 de octubre, cumpleaños del rey. Allí permaneció hasta 1825 cuando, ante la falta de espacio, se trasladaron libros, monedas y antigüedades al palacio Alcañices.
Un año después, pasaron a ocupar el palacio las distintas secretarías de Estado (ministerios) que hasta entonces se situaban en la planta baja del Palacio Real. En 1846, el palacio sufrió un incendio, que también afectó a las vecinas Caballerizas Reales situadas al otro lado de la calle Bailén. Tal suceso motivó el traslado de los ministerios.
Desde 1846, el único inquilino del palacio fue el ministerio de Marina, junto con el Museo Naval a partir de 1853. El ministro tenía su despacho en el antiguo gabinete de Godoy y los altos cargo se dispusieron en el resto de aposentos privados del favorito, todos ellos cara a la calle Bailén.
En dos ocasiones, dada su cercanía al Palacio Real, el palacio sirvió de vestidor a dos futuras reinas el día de su boda, tal fue el caso de María Cristina de Habsburgo el 29 de noviembre de 1879 y de Victoria Eugenia de Battenberg el 31 de mayo de 1906.
En la primavera de 1931, se procedió finalmente al derribo de un tercio del palacio, que incluía las estancias privadas de Manuel Godoy.
Finalmente, de 1941 a 1943 fue reformado por el arquitecto Luis García de la Rasilla para albergar el Museo del Pueblo Español, fue entonces cuando se erigió la actual fachada hacia la calle Bailén. El museo, no obstante, solo estuvo abierto brevemente de 1971 hasta 1973, cuando las obras en el vecino Consejo Nacional del Movimiento (actual Senado) obligaron a su traslado. Desde 1975, el palacio ha albergado el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.
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