No se sabe exactamente su fecha de construcción, si bien su origen puede situarse entre los siglo XIV y XV, si nos atenemos a las referencias que de él hace el rey Alfonso XI (1311-1350) en su Libro de la Montería. Aunque pudiera tratarse de una reconstrucción del siglo XV a partir de una estructura anterior.
Está constituido por dos arcos de medio punto, de dimensiones muy desiguales, como consecuencia de su ubicación entre dos orillas de distinta rasante. La verdad es que todo en él es asimétrico.
No sólo sus dos ojos presentan tamaños muy diferentes, sino que también el tablero se desnivela en su recorrido, deslizándose en suave pendiente de un lado y precipitándose con cierta brusquedad del otro, hasta tocar el suelo.
La falta de simetría es también manifiesta en los restantes elementos de la estructura. Aguas arriba, presenta un único tajamar, de planta semicircular y sombrerete cónico, instalado en las juntas de los dos arcos.
Aguas abajo, hay dos contrafuertes, uno de planta cuadrangular de grandes dimensiones, emplazado igualmente entre los vanos, y otro mucho más pequeño, junto al arranque del ojo más pequeño. El contrafuerte mayor llega hasta el tablero del puente, donde hay dispuesto un mirador.
En cuanto a su fábrica, la parte inferior del puente está construida en sillares, así como el tajamar y los contrafuertes, mientras que la parte superior es mampostería. El tablero está pavimentado con bolos de piedra, que posiblemente se encuentren en el origen de su nombre.
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