Cuando se creó el Museo del Prado en 1819, entonces Museo Real de Pinturas, se escogió como sede el edificio del Prado de los Jerónimos, diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva para ser la Academia de Ciencias Naturales y Gabinete de Historia Natural.
Antes de que se decidiese ampliar espacios fuera del edificio, este inmueble fue reformado en numerosas ocasiones con el fin de dar respuesta a las necesidades que se iban planteando a medida que se enriquecía la colección.
Una de estas reformas fue la llevada a cabo por Pedro Muguruza, arquitecto que ideó el Palacio de la Prensa (1924-1928) en la plaza del Callao de Madrid. Después de las obras de Narciso Pascual y Colomer, Francisco Jareño y Fernando Arbós y Tremanti, fue él el elegido para construir una nueva escalera en la fachada norte en sustitución de la de Jareño, que era una escalinata de seis tramos en el testero norte del edificio.
De esta forma, en 1925 se inauguraba la escalera principal del Museo del Prado, que supuso la creación de una nueva entrada bajo el primitivo acceso, que daría paso a las nuevas salas de exposición creadas en él (1929-1931) para el legado Fernández Durán.
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