En esta calle estaban las casas de la condesa de Miranda, con tribuna a la iglesia del convento de la Trinidad. Aquella dama estaba imposibilitada para andar, y sus criados la llevaban en un sillón de terciopelo y plata con ruedas. Era señora de trato afable y tenía alhajada su casa con un lujo oriental. Allí, en ocasión de unas fiestas reales que hubo en la plaza Mayor, se hospedó Felipe IV en el intervalo de la mañana a la tarde, siendo espléndidamente agasajado por la opulenta dama. En esa casa se alojó cuando vino de Valladolid la venerable madre sor Jesús Mariana de San José, fundadora de las angustias recoletas y primera priora del convento de la Encarnación.
En esta calle se encuentra la Casa Palacio del Marqués de la Vera que data de 1605. En sus comienzos, fue utilizado como convento conservando en su interior una cúpula totalmente restaurada donde se situaba la capilla. En 1615 pasó a ser residencia del Marqués de la Vera.
La Casa-Palacio de la Vera se ha restaurado con mucho rigor, gusto y cuidado, manteniendo la esencia original del palacio y convirtiéndolo en un espacio único en Madrid.
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