jueves, 10 de octubre de 2024

Teatro. Luces de bohemia

 








Ramón del Valle-Inclán

17 Octubre - 15 Diciembre 2024






















   Cuando se cumplen 100 años de la primera edición definitiva de Luces de Bohemia, el Teatro Español lo celebra montando, por primera vez en su historia, la que está considerada como la obra más importante de Valle-Inclán, y con la que el autor inaugura lo que considera un nuevo género literario: el esperpento.

La obra narra el periplo nocturno del poeta ciego Max Estrella que, junto al golfo Latino de Hispalis, recorre algunos de los lugares más característicos de la noche madrileña, convulsa y violenta en aquellos días de conflictos sociales, mientras se encuentra con personajes propios de aquella bohemia oscura y sórdida. Una obra llena de poesía, con momentos de enorme belleza, y sazonada con una severa crítica tanto a la injusticia social reinante como a la endémica corrupción política española.

 Nota del director

  En el Teatro Español tenemos muchos motivos para representar Luces de bohemia, más allá de nuestra sempiterna pasión por Valle-Inclán y de que sea una obra trascendental de nuestro repertorio; quizás la pieza dramática más bella, más importante de la literatura dramática española del Siglo XX.

   De entre todos los motivos uno, si quieren, de carácter institucional, es celebrar en este 2024 el centenario de su edición definitiva. Es sabido que, aunque parte de la obra había aparecido por entregas en el semanario España durante cuatro meses de 1920, su edición completa en libro, con variaciones decisivas, tal y como la conocemos hoy se publicó en 1924 incluida en Opera Omnia, ese cuidado proyecto editorial de aires modernistas que el propio escritor realizó de sus obras.

  Otra razón de gran peso, más vinculada con nuestro amor a la profesión, es que, por increíble que parezca, el periplo del poeta ciego y el golfo hispalense durante la noche madrileña nunca se había representado sobre las tablas de este teatro. Sabemos (al menos así apareció en la prensa de la época) que Cipriano de Rivas Cherif, ese hombre de teatro esencial en la historia de nuestro arte escénico, tuvo el propósito en 1932, durante su etapa en el Español, de llevar a escena este primer esperpento del escritor gallego en el contexto de una temporada estival de gran teatro popular. Pero aquel proyecto nunca se llevó a cabo, así que, de alguna manera, sentimos que este es un buen momento para que Max Estrella y toda la bohemia de su tiempo habiten, por fin, nuestro escenario.

Conviene recordar que hasta los años 60 no comenzamos a dar al teatro de Valle-Inclán la consideración que merecía, sobre todo en escena, así que podemos hablar de don Ramón como de un clásico reciente de nuestro repertorio escénico, acaso ya (con permiso de Lorca y los áureos) el más estimado, el más admirado por un oficio que tuvo que desarrollar lenguajes nuevos y dejarse calar por las vanguardias para asimilar aquella propuesta postmodernista, que se antojaba casi como un enigma. Y aquí estamos los del teatro: tratando de representarlo mientras intentamos entender y asimilar su densidad estética, deslumbrante e inalcanzable.

   Como sucede con todas las grandes obras Luces aparece en cada época, en cada generación, como un faro que ilumina el presente y, en nuestro caso, lo hace desde un pasado que nos pertenece, y que nos ha convertido en lo que somos: herederos de los hipogrifos de Calderón, de los caprichos de Goya, de Quevedo y Cervantes, y de los folletines y las parodias escénicas de aquel Madrid absurdo, brillante y hambriento, y de tantas cosas… Por eso necesitamos retomar en escena cada cierto tiempo la elegía de Malaestrella, y reencontrarnos con aquella sátira, ¡tan española!, tan lejana en estos tiempos en los que parece vetada la práctica del humor inteligente en este país hipersensible.
  Nuestra lectura parte de algunos estímulos conocidos e inevitables que envuelven tanto a Valle como a la propia obra —espejos cóncavos, la deformación grotesca, el expresionismo o el distanciamiento— sazonados con otros menos habituales y que forman parte, para nosotros, del imaginario concreto e indispensable de este genuino género esperpéntico y que van desde el sainete, la opereta y el género chico hasta el Grand Guignol o los asombrosos —entonces, claro— títeres del Teatro dei Piccoli de Vitorio Podrecca.

A partir de aquí y contando con un reparto extraordinario —que es lo que realmente marca la diferencia—, hemos jugado la obra buscando sus vínculos con nosotros y con ustedes, tratando de que este viaje castizo por los madriles de antaño nos haga pensar en los de hogaño y lleguemos a alguna reflexión constructiva, o a un consenso sobre temas fundamentales de esos que tanta falta nos hacen.

Eduardo Vasco

Ficha artística


Autor: Ramón del Valle-Inclán

Versión y dirección: Eduardo Vasco

 

Reparto:


Max Estrella: Ginés García Millán

Latino de Hispalis: Antonio Molero

Basilio Soulinake/Viejo que escribe: Alejandro Sigüenza

Claudinita: Andrea M. Santos

Zaratustra/Sereno: Ángel Solo

Don Filiberto/Borracho: César Camino

El Marqués de Bradomín/Guardia: David Luque

Rubén Darío/Guardia: Ernesto Arias

Madame Collet/Madre del niño: Irene Arcos

El chico de la taberna/Piano: Iván López-Ortega 

Don Gay/Sepulturero: Jesús Barranco 

Preso/El Pollo: José Luis Alcobendas

Capitán Pitito/Sepulturero: José Luis Martínez 

Gálvez/Contrabajo/Guitarra: José Ramón Arredondo

Serafín el Bonito/Camarero: Juan Carlos Talavera

Clarinito/El Joven: Juan de Vera

La Lunares/La Chica: Lara Grube

Pérez/Guitarra/Percusión: Luis Espacio

La Pisabien: María Isasi

El Ministro/El Cochero: Mariano Llorente 

El Rey de Portugal/Dieguito: Mario Portillo

Dorio de Gádex: Pablo Gómez Pando

La Portera/La Periodista: Puchi Lagarde

Vieja pintada/La Vecina: Silvia de Pé

Pica Lagartos/Ujier: Toni Misó

 

Diseño de espacio escénico: Carolina González 

Diseño de iluminación: Miguel Ángel Camacho

Diseño de vestuario: Lorenzo Caprile

Música y ambientes sonoros: Eduardo Vasco

Ayudante de dirección: Laura Garmo

Ayudante de escenografía: Lucía Ríos

Ayudante de vestuario: Lucía de Ramón-Laca

Residente de ayudantía de dirección: Inés Gasset

Asistente artístico: Paul Alcaide

 

Agradecimientos: RESAD
 
Una producción del Teatro Español



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