Santiago de Compostela - Negreira
Distancia: 22,5 km. Duración: 5h. 15m. Dificultad: ***** Paisaje *****
Itinerario:
0,0 Km. Santiago de Compostela
7,0 Km. Quintáns.
8,7 Km. Alto do Vento
9,8 Km. Ventosa (Ames)
11,5 Km. Augapesada
14,9 Km. Trasmonte
16,8 Km. Ponte Maceira
20,6 Km. Negreira
En el camino hacia Fisterra y Muxía podemos seguir utilizando la misma credencial con la que llegamos a Compostela, si bien disponemos de una credencial específica y gratuita que entregan en la Oficina de Acogida al Peregrino(link is external). Debéis dirigiros al despacho situado entrando a la izquierda, sin necesidad de hacer cola.
Etapa agradable y sin apenas dificultades, salvo la subida al Alto do Mar de Ovellas, donde deberemos ascender 210 metros en apenas 2 km; durante el resto del recorrido superaremos numerosos repechos, si bien son moderados, alternando tramos por pistas de asfalto con caminos de tierra.
En el lugar de Sarela de Baixo, a 2,6 km del inicio, disfrutaremos de una bella panorámica de Santiago de Compostela, en cuyo skyline destacan las tres torres de la catedral.
El punto más fotogénico de la jornada es el puente medieval de cinco arcos gracias al cual atravesaremos el caudaloso río Tambre. Este puente, escenario de una de las numerosas leyendas jacobeas, pervive como punto de paso obligado de peregrinos y viajeros desde hace más de ocho siglos.
Pasado el puente, a la derecha, se conservan en buen estado dos molinos hidráulicos de acceso libre, con sus piedras de moler. Hubo un tercero, de maquía (maquila, la parte de la harina que se pagaba al propietario por usarlo), justo antes del puente. Este último contaba con una vivienda encima, convertida hoy en un restaurante-cafetería.
El edificio más interesante de Negreira es el pazo do Cotón, de origen medieval, con almenas y una galería de piedra con tres arcos, bajo los cuales pasan tanto el Camiño Real como los coches.
En fechas próximas al Carnaval (Entroido en gallego) podremos degustar las filloas, un postre típico parecido a las crêpes; las hay para todos los gustos, desde las más tradicionales, con relleno a base de sangre de cerdo, a otras con miel o mermelada de fruta.
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